Cap 25: La cruda realidad

197 24 8
                                    


Esa mañana había despertado con la determinación impregnada en todas y cada una de sus acciones. No durmió mucho, ciertamente pero se debía a que su mente estuvo revuelta entre uno y mil pensamientos; sin embargo aquello había valido la pena puesto que ahora sabía exactamente qué hacer...

Esperó a que el semáforo se pusiera en rojo, tomó aire y cruzó la calle prácticamente desierta. Era ahora o nunca, debían hablar tal y como lo habían pactado el día anterior. Finalmente Kyungsoo se atrevió a cruzar la calle, sintiendo su corazón acelerado por la ansiedad pero algo se sentía extraño, ¿acaso llevaba vestido? Además esas ni siquiera eran sus manos; lucían más finas y delicadas.

Se detuvo un momento para observarse y en ese momento, escuchó una bocina sonar con fuerza. Lo siguiente que supo al levantar la mirada era que un auto avanzaba a toda velocidad hacia él. Quiso tratar de correr pero sus pies parecían pegados al suelo con un pegamento de esos poderosos; cerró sus ojos simplemente y volvió a escuchar la bocina y después...


Un grito grave escapó de sus labios mientras se sentaba sobre su cama; mala idea. Sintió que su cabeza podía abrirse en dos; el dolor era tan fuerte que incluso le llegó hasta los dientes. Jamás había sentido algo semejante y no quería sentirlo de nuevo, al volver lentamente su cabeza pudo notar que no estaba sólo, (claro, obviando la presencia de Hyo): su hermano Siwon estaba con él y lucía un poco preocupado.

-Tranquilo, toma esto -el mentado le tendió a Kyungsoo un par de aspirinas junto con un vaso de agua. El antedicho agracedió y procedió a tragarlas sin chistar a pesar de que le tenía tirria a los medicamentos desde que podía recordar pero en ese momento todo lo que quería era sentirse mejor.

- ¿No deberías estar en clase? -preguntó el menor mientras se dejaba caer de vuelta en la cama aunque teniendo cuidado porque las acciones bruscas y rápidas no eran opción.

Siwon tomó el vaso vacío y lo puso en una pequeña bandeja sobre la mesa de noche al tiempo en que negaba en respuesta.

-La clase de hoy fue cancelada; claro que no pensé pasar mi mañana libre cuidando la resaca de mi hermano -habló con cierto tono de regaño pero sin perder esa característica jocosidad que le ponía a todo-. Nunca te había visto en semejante estado, casi le comes la boca al pobre Jongin cuando trató de despedirse de ti luego de que me ayudó a traerte a tu habitación.

Aquello último en verdad hizo que el rostro de Kyungsoo igualara el tono de sus cabellos, cosa que por supuesto no causó mucha gracia al menor quien no tardó en ocultar su cara entre su almohada. Unos pocos recuerdos de la noche anterior llegaron a su mente: los labios de Jongin, la piel de Jongin, el aroma de Jongin... Lo bien que se sentía estar junto a él y el vivo deseo de excesiva cercanía con su novio, el modo en que bebió de manera desmedida mientras era perseguido por el muchacho de piel canela. «No puede ser, que vergüenza, ya no voy a poder mirarlo a la cara», pensó mientras gruñía suavemente.

-Calma hermanito -Siwon le dio unas cuantas palmaditas en el hombro a modo de consuelo-. Te cubrí con mamá y papá pero en el futuro ten mucho cuidado; digo, claro que también hago tonterías de vez en cuando pero al parecer eres terrible soportando el alcohol, incluso has tenido fiebre.

Era verdad, Kyungsoo se sentía pegajoso y había despertado con agitación como si hubiese corrido tres maratones consecutivos; sin embargo no estuvo del todo seguro de que fuera producto del alcohol puesto que ese sueño que había tenido ciertamente fue lo que le hizo despertar tan asustado. No podía ser que ni siquiera su propia cabeza le dejara descansar.

El fantasma del amor (Kaisoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora