Emily
Dos semanas y un par de días después entraba a clases del brazo de Kate que reía como loca por algo que alguien había dicho. Pocos segundos después de sentarme McAdams se puso de pie algo incómodo y empezó a anotar una rúbrica en el pizarrón.
-Yo se que me odiaran-dijo al terminar- Pero su maestro anterior me dejó calendarizado para ustedes un trabajo escrito para la próxima semana.
Hubo una protesta general de parte de los alumnos, no negaré que fui parte de ella. McAdams continuó
-Pueden entregarme borradores durante la semana para ver si puedo orientarlos un poco- Puse los ojos en blanco. No había nada que me molestase más en la vida que escribir ensayos, no pasó mucho antes de tener a Kate refunfuñando por tener que escribir el suyo.
Fue un día tranquilo, sin mayores percances. A la salida tomé el autobús hacia el supermercado, faltaban algunos víveres en casa que mamá no recordaría comprar. Saqué la arrugada lista del bolsillo de mi pantalón corto a la cintura (El cual me había costado varias bromas de Matt) y empecé a recolectar una a una las cosas de la lista. Habían pasado uno 45 minutos cuando solo me faltaban unas frutas en conserva. Me dirigí al pasillo correcto buscando dicho producto el cual estaba en la parte superior de las repisas al lado de una pila bonitamente formada de sopa de almejas enlatada. Si bien no soy una persona baja, las repisas parecían diseñadas para verdaderos gigantes pues incluso suspendida sobre las puntas de mis pies no lograba llegar a la parte superior. Estaba en mi penoso intento por alcanzarlo cuando algo o alguien dobló por el pasillo chocando conmigo y lanzándome sobre la gran pila de sopa de almejas que salió disparada en todas direcciones. Un cuerpo cayó sobre el mío aprisionándome contra dos tarros de sopa que se clavaban dolorosamente en mi espalda. Solté un quejido mientras mi agresor intentaba incorporarse, al abrir los ojos no pude creer lo qué vi.
Thomas.
-¿Profesor McAdams?- Preguntó ella con los ojos abiertos como platos ante los míos igual de abiertos no sé si por:
a) Haberla derribado
b) Estar sobre ella
c) Que de todas las personas del mundo haya tenido la mala suerte de caer sobre una alumna del instituto, o peor, ESA alumna del instituto.Porque para ser sincero conmigo mismo (Cosa que no hago muy a menudo), Emily Rutledge tiene algo, un no sé que qué la vuelve distinta, y no es solo por el cabello alborotado que lucha toda la clase por controlar o por los enormes ojos azules, ella es distinta. No lo sé, distinta.
Me moví con dificultad y la ayudé a incorporarse, se llevó las manos a la espalda y miró el desastre a su alrededor, me miró unos segundos y volvió a las latas desperdigadas, luego contra todo pronóstico o expectativa... Se echó a reir.
-Espero que me dé puntos extras por esto.
-Ni lo pienses- le dije mientras recogíamos latas.
Al terminar me pidió que le bajara del estante aquello que había iniciado todo el problema, duraznos en conserva.
-Señor McAdams..-dijo ella tímidamente cuando llegamos a la caja
-Emily
-Sobre el ensayo escrito- musitó- ¿Podría enviárselo a su mail? Mi impresora está algo averiada y no sé cuántas copias borrador resistirá-
De todas las posibles preguntas que podría haber hecho, eso no me lo esperaba. Me quedé un segundo pasmado mientras ella desviaba la mirada, al parecer pedir favores no estaba dentro de sus actividades regulares.
-Claro, claro- dije una vez entrado en razón y le tendí mi tarjeta.
Ella la tomó y pude ver como repasaba cada una de las letras con su potente mirada, donde se leía
"Thomas McAdams
Licenciado en literatura"
Más mi teléfono y correo electrónico, todo en una bonita letra azul.
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Extracurricular
RomanceDicen que cuando dos personas se aman todo lo demás no importa. Eso... Nunca suele ser verdad. Cuando Thomas llega a dar clases a un instituto de su ciudad, está dispuesto a cambiar su vida. Las vueltas de la vida cruzaran su camino en innumerables...