Capítulo 1, Percy.

429 24 0
                                    

Hola, este es un fanfic de Percy Jackson basado en el final de la primer saga, esperamos que les guste. Bueno, para empezar, queríamos contarles que esta historia esta siendo escrita ente dos personas. Vamos a subir un capitulo por semana en lo posible, el día no está definido.

Una aclaración antes de empezar a leer el primer capitulo: Este primer capitulo es un fragmento del libro de Rick Riordan titulado "El último héroe del Olimpo" lo ponemos a modo de ubicación para que sepan desde que punto de la historia vamos a narrar este fanfic.  Ojalá les guste.

-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

-

— ¿Tienes algo que decirme, sesos de alga? —preguntó.

—Seguramente me darías una patada en el trasero.

—Tenlo por seguro.

Me sacudí las migas de las manos.

—Cuando estaba en el río Estigio, volviéndome invulnerable... Nico me dijo que debía concentrarme en algo que me mantuviera anclado al mundo, algo que me diera ganas de seguir siendo mortal.

Annabeth mantuvo la vista fija en el horizonte.

— ¿Sí?

—Luego, en el Olimpo —proseguí—, cuando quisieron convertirme en un dios y tal, yo no paraba de Pensar...

—Ah, pero tú lo deseabas...

—Bueno, quizá un poco. Pero no, porque pensaba... que no quería que las cosas siguieran igual toda la eternidad, porque las cosas siempre podrían mejorar. Y pensaba...

Me notaba la garganta reseca.

— ¿En alguien en especial? —preguntó Annabeth suavemente.

La miré y vi que reprimía una sonrisa.

— ¿Te estás riendo de mí? —protesté.

— ¡Qué va!

—No me lo estás poniendo nada fácil.

Entonces se echó a reír de verdad y me rodeó el cuello con los brazos.

—Yo nunca, lo que se dice nunca, voy a ponértelo fácil, sesos de alga. Vete acostumbrando.

Cuando me besó, tuve la sensación de que se me derretía el cerebro por dentro.

Podría haberme quedado así toda la vida, pero inesperadamente una voz gruñó a nuestra espalda:

— ¡Bueno, ya era hora!

Y de pronto, el pabellón se llenó de campistas con antorchas. Clarisse dirigió la operación mientras todos se echaban sobre nosotros y nos subían en hombros.

—Pero bueno —protesté—. ¿Es que no hay un poco de intimidad?

— ¡Los tortolitos necesitan agua fría! —dijo Clarisse con pitorreo.

— ¡Al lago de las canoas! —gritó Connor Stoll.

Entre vítores y aplausos nos llevaron cuesta abajo, aunque siempre lo bastante cerca para que

Siguiéramos tomados de la mano. Annabeth se reía a carcajadas y yo no podía dejar de reírme tampoco,

Aunque tenía la cara completamente roja.

No nos soltamos las manos hasta que nos arrojaron al agua.

Pero el último en reírse fui yo. Formé una gran burbuja de aire en el fondo del lago y nuestros amigos se quedaron plantados en la orilla esperando a que saliéramos... Ah, cuando eres el hijo de Poseidón, no tienes que darte tanta prisa.

Fue sin duda el mejor beso submarino de todos los tiempos.

Percy Jackson y el rugido del leónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora