Capítulo 10, Percy.

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Parece que nuestro mayor entretenimiento siendo semidioses, es escuchar conversaciones ajenas.

Al esconderme detrás del árbol, rápidamente pude identificar las voces. Eran las de Travis Stoll y una Katie Gardner muy enojada. Estos dos en algo raro andaban y yo no era el único que lo pensaba. No hacía falta ser muy listo para darse cuenta. Imagínense, si con mi cerebro de algas podía pensar... cualquiera puede.

Me encontraba tan absorto en mis pensamientos que no le prestaba atención a la conversación entre ambos. Solo se notaba que Katie estaba muy enfadada.

- No entiendo por qué estás tan enojada conmigo- dijo Travis riéndo-se a carcajadas, lo cual hacía que Katie echara humos por todos lados.

- No me resulta raro que no entiendas nada Travis.- dijo Katie de forma amenazante.

Yo si fuese Travis, dejaría de reírme. No me gustaría terminar apuñalado. Quizás era que yo quería caerles bien a todos, en especial a los dioses. Si todos me odiasen, no sé en dónde estaría ahora. Ya era demasiado con que la diosa de la sabiduría me odiase por estar con su dulce hija. Ella quería matarme, creo que las únicas razones que lo impedían eran su hija, que obviamente la odiaría, y el resto de los olímpicos que sí me apreciaban, por así decirlo. De todas formas, Atenea tenía que hacer fila, detrás de todos los monstruos que han intentado matarme, los que todavía no lo han intentado, todos los dioses menores que me despreciaban y los titanes. Estaría esperando toda una eternidad, la cual no tenía.

Se notaba que tenía déficit de atención, ya que deje de prestarle mi completa atención a la conversación. Para mi suerte, lo único que sucedió en ese tiempo, fueron las miradas asesinas que Katie le lanzaba a Travis. Ya hombre, deja de reírte, porque que sea la hija de la diosa de la agricultura, no quiere decir que no pueda asesinarte a sangre fría.

Después de pensar en mil y unas formas de cómo Katie podría asesinar a Travis sin mucho esfuerzo, lo cual me parecía divertido, la conversación siguió.

- Sigo sin entender por qué estas enojada conmigo. Si fue por lo de la broma no es culpa mía- dijo Travis aun riendo.

- ¿Qué no fue culpa tuya? A ti se te ocurrió esa broma pesada para las chicas de la cabaña de Afrodita.- dijo la hija de la diosa de la agricultura, tan furiosa que hizo crecer algunas enredaderas cerca de Travis, que este pudo esquivar antes de que lo sujetaran.

- Tú aceptaste mi ofrecimiento. Yo no te obligué. Si estas tan enojada ahora ¿Por qué aceptaste mi propuesta?- dijo seriamente el hijo de Hermes, lo cual me parecía más extraño de lo usual.

Se produjo un gran silencio entre ambos y Katie comenzó a rubor-zarse levemente.

- Porque...- intentó decir Katie- no lo sé...

- ¿Entonces me estas echando la culpa de algo que no fue mi culpa?- Travis hizo una pequeña pausa mientras miraba el rostro de la chica- ¿Y me vas a decir de que te sonrojas solo porque no sabes la razón por la cual aceptaste hacer una buena broma conmigo?

- No era una buena broma, y para nada divertida- dijo Katie.

- ¿Ah no? No me dijiste eso cuando aceptaste realizar la broma- dijo Travis con una sonrisa pícara formándose en sus labios.

Entonces Travis se acercó rápidamente a Katie. Ella intentó alejarse de él, pero se tropezó con una de las raíces del árbol. El hijo de Hermes la agarró con un brazo por la espalda en el momento justo para que no se caiga. Creía que al fin había aprendido usar una de las habilidades, correctamente, y no para hacer bromas, que obtuvo por ser hijo de Hermes, ser un poco más rápido que los demás. Eso provocó que quedaran muy cerca el uno del otro y que a ambos se le tiñeran las mejillas de un color carmesí. Travis perecía atontado mirando el rostro de Katie que todavía no podía asimilar la situación. El hijo de Hermes se acercó lentamente un poco más hacía la hija de Demeter. Creí que la iba a besar, pero Katie tenía que hablar y arruinar el momento romántico.

Percy Jackson y el rugido del leónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora