capítulo 3, Percy

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Hola nuevamente. Aca les dejamos un nuevo capitulo. Queriamos decirles de que ya decidimos el día de la semana en el que vamos a publicar. A partir de ahora comenzaremos a publicar los días lunes. Esparamos que disfruten este capitulo y esta historia tanto como nosotras al pensarlo y escribirlo.

Me encontraba en mi cabaña, la cabaña de mi padre Poseidon. Tenía una mezcla de emociones en mi pecho. Alegría, tristeza y aburrimiento. Tristeza porque Annabeth se fue del campamento y quedé solo, además de que ya estoy solo en mi cabaña de por si, ya que Tyson se fue al palacio de mi padre en el fondo del mar, a trabajar en la fragua con los otros cíclopes durante esta temporada. Pero sí estaba feliz por Annabeth, porque a pesar de que se fue está cada vez más cerca de cumplir su sueño de ser una gran arquitecta. Eso me ponía orgulloso de ella. También me emocioné cuando le dijeron de que sería la nueva arquitecta del olimpo ya que fue destruido durante la guerra con los titanes. Y por último, estaba aburrido porque no sabía que hacer durante esta temporada solo sin Annabeth, aunque tendría tiempo en pensar qué me gustaria hacer con ella cuando vuelva al campamento.

Estaba absorto en mis hermosos pensamientos sobre mi novia perfecta hasta que se escucharon los gritos de mi novia pidiendo ayuda... Pense que mi cabeza me estaba jugando una mala pasada pero no era así, me levanté rápidamente de mi cama, abrí la puerta de mi cabaña y salí corriendo. Pude visualizar a Annabeth, desesperada y casi en estado de shock, cerca de ella se encontraba Will Solace junto con varios de sus hermanos hijos de Apolo al rededor de un chico, o eso creo, porque no me dejaron acercarme lo suficiente para ver de quien se trataba.

Se lo llevaron en una camilla inmediatamente hacia la enfermeria. Debe de tener heridas muy graves como para que se lo lleven tan rápido. Volví mi vista hacia Annabeth que seguía de la misma forma y en el mismo lugar en que la había visto cuando abrí la puerta de mi cabaña. La abrasé, seguía sin reaccionar, entonces hice lo único que creí que la sacaría momentaneamente de su estado de shock, la besé, con la mayor ternura de la que fui capaz demostrandole toda mi preocupación. Pasaron varios segundos y me estaba preocupando cada vez más, eso hizo que intensificara el beso. Pasaron varios segundos más hasta que ella me correspondió el beso. Después de varios minutos corté el beso y me dí cuenta de que le caián algunas lágrimas de sus hermosos ojos gris tormemta que ahora se encontraban apagados.

Quería saber qué había pasado, quién era el chico que llevaban hacia la enfermeria, por qué se encontraba de esa forma, pero ese no era el lugar adecuado para hablar, no en el medio del campamento con todos mirando y escuchando. Entonces la cargué en brazos porque no creí que pudiese caminar, quizá también estaba herida, pero no le presté mucha importancia a eso y la llevé hacia la playa. Pensé que se opondría a que la levante pero no dijo nada y sus lágrimas seguían cayendo. Cuando llegamos a la playa la baje de mis brazos y la abracé.

-Annabeth, ¿Por qué has vuelto?- le limpié algunas de sus lágrimas con mi dedo indice y respondió a mi pregunta.

- Estaba yendo en un taxi hacia mi casa atravezando el bosque, hasta que un chico se estampó contra el capo del auto- sus lágrimas volvieron a caer- estaba completamente herido, me acerqué, lo ví, era ÉL, lo arrastré como pude hasta el campamento y empezé a gritar lo más fuerte que pude a los hijos de Apolo para que lo llevaran a la enfermeria, agradezco que llegaran rápido y se lo llevaran.

-¿Quién es ÉL?- lo dije lo mas tranquilamente que pude ya que era desesperante lo que Annabeth me contaba. Ella me miró. Dudó antes de responder pero al final logró hacerlo.

-Era.. Era Luke- dijo tartamudeando un poco.

¿Pero cómo? ¿Luke? Pensé que se había quitado la vida con la daga maldita de Annabeth. Es imposible que esté vivo. Bueno, imposible no porque esta acá y parece estar vivo, aunque muy mal herido ya que se lo llevaron a la efermeria con urgencia. Es un maldito traidor, al final nos salvó cuando creíamos de que se habia matado, pero si no hubiese sido porque se unió con los titanes no habría muerto tanta gente buena. Por culpa de él se murió mi gran amigo Charlie, hijo de Hefesto. Incluso yo podría haber muerto centenares de veces , lo creí mi amigo y lo peor de todo, lastimó a Annabeth... Y eso, no se lo voy a perdonar tan facil.

Annabeth lloraba desconsoladamente, no sabía que hacer para que dejara de llorar, tenía miedo de que Atenea bajase desde el Olimpo y me matase por dejar que su hija siga llorando. Ya demasiadas razones tenía para matarme, una más no cambiaría nada. Me levanté de mi lugar y ella me miró.

-Percy, ¿A dónde vas?- me dijo preocupada mientras sesaban sus lágrimas.

-A ningún lado mi amor- le dije sentandome frente a ella.

Nos seguimos mirando atentamente durante varios minutos, mis ojos estaban fijos en los suyos que tanto me encantaban, ahora tenían un color más vivo. Había dejado de llorar, eso me hizo sentirme mejor, aunque no tanto, porque sabía que ella seguia sufriendo por dentro, aunque no lo admitiera. Acorté la distancia entre nosotros, sin dejar de ver sus perfectos ojos. Luego cuando quise besarla, ella me sorprendió y me besó primero.

Era un beso tierno, aunque se sentía la preocupación, la tristeza, la culpa, pero aún así: el amor, el cariño, el reconfortable calor que se sentía al estar cada vez más cerca del otro y el deseo, eran más fuertes que todos los males. Con cada uno de nuestros besos nos decíamos todo lo que pensábamos y sentíamos, no necesitábamos hablar para saber como está el otro. La tomé de la cintura, sin cortar el beso, la acerqué un poco más a mi hasta que quedó sentada en mi regazo. Annabeth me abrazó más fuerte y a su vez intensificó más el beso. No quería que ese momento acabase, me encantaba tener a Annabeth cerca mio, abrazarla, cuidarla, no quería que nada malo le pasara, es lo mejor que me pasó en la vida, y creanme, no hay muchas cosas buenas que me hayan pasado a lo largo de estos 16 años.

Annabeth cortó el beso de golpe y casi deshace el abrazo pero la detuve en el momento justo.

-Annabeth, no quiero que estes triste, yo te amo, no voy a dejar que nada te pase. Luke no te hace bien, deberias alejarte de él, no es bueno para ti ni para nadie- le digo lo más calmado de lo que soy capaz.

-Pero fue mi culpa... Si hubiese impedido que el se uniera a Cronos... Todo esto no habría pasado y ahora esta muy mal herido. Es mi culpa...- me dijo casi al borde del llanto.

-No Annie, no es tu culpa, él eligió su destino, no podes culparte siempre por eso, es un bastardo pero se que tú lo quieres. No confío en el pero podemos ir a la enfermería a ver como está- sinceramente no quería verlo ni a 500km de distancia de mi pero si a Annie la hacia sentir mejor no podría oponerme.

Ambos nos levantaron y tomados de la mano nos dirigimos hacia la enfermería. En la entrada encontramos a Will, quien nos dijo que Luke seguía desmayado, dudaban de que despertara hasta el día siguiente. No nos dejaron verlo.

Le propuse a Annie que viniera conmigo esta noche en la cabaña de Poseidón, aceptó a regañadientes ya que no era de romper las reglas. Pero como ya era tarde, a nadie le gustaría quedarse afuera y que lo regañen.

Entramos rápidamente en la cabaña y nos recostamos. Nos dimos el beso de las buenas noches y ella se quedó dormida en mis brazos.

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Me desperté en la madrugada, estaba todo en silencio, Annabeth dormía placidamente acurrucada cerca de mí. Me encantaba verla dormida, era tan linda, bueno, no era linda solo dormida, siempre era linda. Me hubiese gustado verla dormida más tiempo pero se despertó y lo primero que ví fueron sus ojos, cada vez me enamoro más de ellos.

-¿Hace cuanto que me veías dormir?-preguntó ella un poco dormida todavía.

-Un buen rato. En el que me dí cuenta de que no sé cómo demostrarte lo muchísimo que te amo.- le dije con la voz mas seductura que pude.

- Yo tampoco sé cómo demostrarte lo tanto que te amo mi sesos de algas .- y me da un beso dulce pero corto porque fue interrumpido por un extraño ruido...

-Percy, ¿qué fue eso?- no sabía que contestarle ya que le iba a hacer la misma pregunta.

Nos levantamos como tiro, Annabeth agarró su daga y yo a Contracorriente, juntos salimos disparados hacia la puerta, al abrirla no podiamos creer lo que veíamos...

Percy Jackson y el rugido del leónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora