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Hago mi camino sin ti, una y otra vez. Me pierdo en mi cabeza, y encuentro mi camino hacia ti otra vez. Mi rostro cuenta la historia, linea por linea. Y cada momento en el que pienso en ti, esta escrito aquí en mis ojos.

[A Way to You Again - Peter Bradley Adams]


No podía salir de la impresión. ¿Cuánto tiempo había pasado? Y yo seguía viendo a H como un idiota.

El tiempo no lo había cambiado. A la distancia podía ver como seguía teniendo los mismos ojos verdes, y la sonrisa de niño pequeño. Sus hoyuelos se marcaban con fuerza cuando sonreía agradecido. Parecía algo agobiado por la atención, pero seguía manejandolo con facilidad y elegancia. Ya no se sonrojaba tan a menudo sino podía sentir su confianza resaltando desde donde estaba. La única diferencia era que sus rizos chocolate ya no se ondulaban en su frente o alrededor su cabeza, sino caían en largos mechones al rededor de su rostro.

Sí, tenía algo cabello largo.

- ¿Qué miras tanto? - Mikela se quiso inclinar para mirar también pero la detuve antes de que lo hiciera.

- Nada en especial, ya terminamos con esta zona vamos a otra - el nerviosismo en mi voz me delató y Mikela frunció el ceño para nada convencida.

Se deshizo con facilidad de mi agarre para estirarse a ver entre el grupo de gente, H seguía hablando ahí sin percatarse en lo absoluto en nuestra presencia, demasiado concentrado en atender a todas las personas que le hablaban.

- Parece el fotografo, ¿Por qué te pones pálido? ¿Acaso lo conoces? - contuve un suspiro cuando Mikela no lo reconoció.

No era que le hubiera enseñado una foto de él; la única que tenía con H la había guardado en mi armario muy fuera del alcance de todo el mundo; pero sabía de H. Mientras nos conocíamos terminamos hablando de nuestros intereses amorosos, yo confesé que había estado con algunas chicas pero ninguna había conseguido que sintiera lo mismo que un pequeño H logró. Entre algunas botellas de vino le confesé mi platónico amor de infancia por mi vecino, y a Mikela pareció fascinarle la historia. Según ella nos encontraríamos otra vez y terminaríamos juntos o enrollados.

Por eso lo último que necesitaba era que Mikela supiera que H estaba ahí.

- Tengo que admitir que es muy guapo - dijo volviéndolo a mirar, esta vez con más cuidado -. ¿Te gusta, Lu-lu? - siempre que quería fastidiarme utilizaba ese espantoso apodo. Fruncí el ceño furioso y sentí como chispas me salían de los ojos -. Una nunca sabe - se encogió de hombros con fingida inocencia.

Yo no era gay, o eso creía. Después de H no me había sentido atraído por alguien de mi mismo sexo, por el contrario, podía sentir atracción por chicas. Tal vez era bisexual, no tenía idea. A Mikela le encantaba fastidiarme con eso.

- Realmente que es muy sexy. ¿Te molesta si voy a hablarle? - la sola idea de que Mikela se acercará a H me causo terror. Mikela era más guapa que el bicho de Kendall, y a H le había gustado Kendall cuando eramos niños.

- No creo que sea buena idea, continuemos viendo todavía nos falta mucho - intenté cogerle la muñeca pero la apartó con facilidad, llevándose la mano al mentón.

- Si lo conoces - afirmó con seguridad, luego miró a H y a mí. Lo hizo un par de veces antes de abrir los ojos con sorpresa -. ¡Claro! ¡Es...! - asustado le tape la boca con la mano segundos antes de que soltará el nombre. Algunas personas voltearon a vernos con el ceño fruncido.

- Cállate, cállate - dije sumamente nervioso. Mikela rió bajo la palma de mi mano.

- Te dije que se volverían a encontrar, es el momento de que vayas a hablarle y por fin te enrolles con él - me hice el ofendido, aunque la sola idea hizo que un nudo se formará en mi estomago. Miré nuevamente a H.

Hache [Larry Stylinson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora