Una nueva vida

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Una vez firmado el contrato el casero se fué y yo ya me encontraba casi sola. Entonces mi tío reaccionó:

-Te dejo sola para que coloques tus cosas y descanses-dijo acariciandome el pelo.

-vale.

-Si necesitas algo me llamas, sea la hora que sea.

-Deacuerdo, ahora colocaré las cosas más importantes y ya mañana limpiaré y ordenaré con intensidad- dije mostrando una sonrisa de lo más falsa

-Vale cielo- y se despidió dandome un beso en la frente. Cerré la puerta y me dispuse a ordenar de forma intensiva, al contrario de lo que le dije a George.

El salón no era muy grande que se diga, pero las numerosas estanterías cubrían gran parte de la estancia, el color blanco hacía que pareciese una estancia pura e inocente. Seguramente muchas familias habrían pasado largas tardes de invierno alli metidos, jugando al Monopoly quizás. Coloqué unos cuantos marcos con fotos encima del televisor y aquella gran hucha con un “tatto” gravado en el cristal de aquel bote vacío convertido en hucha. Estaba ya por la mitad, pero las monedas eran de uno o dos centimos, los centimos que me sobraban del pan. Mi madre y mi padre siempre se negaron a ayudarme ya que estaban en contra de que me tatuase. Coloqué en el sofá la manta de mi hermana pequeña y su pequeño “pelucheponi”.

De camino al cuarto principal me dí cuenta de que el pasillo tenía muy poca luz y los cuadros que colgaban de sus paredes eran muy antiguos ya. Entré en el dormitorio principal, el que sería mi cuarto. Era tan grande, en el fondo un gran espejo reflejaba toda la estancia, una cama de matrimonio, un tocador con un gran espejo y un mini espejo muy mono. Pero la gran sorpresa me esperaba al abrir las puertas de lo que yo pensaba un armario simple. Un gran vestidor con muchos zapateros y estanterias con colgadores me esperaban, en realidad mi sueño se había hecho realidad. Pero nada me entusiasmaba ya. Decidí meterme en cama y descansar, ya había tenido demasiadas emociones por hoy, y si me esperaba alguna sorpresa más quería estar de mejor humor para recivirlas con mejor cuerpo. Miré mi mobil, eran ya las diez y media, en un día normal esa hora sería demasiado temprano para dormirme, pero en las circustancias en las que me encontraba las diez y media era la mejor hora del mundo para meterme en cama y intentar dormir, aunque necesitase horas para desahogar mi corazón y que mi alma estubiese libre para poder descansar durante horas.

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⏰ Última actualización: Jul 29, 2013 ⏰

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