¿Cuándo crecimos tanto? ¿Cuándo los días se volvieron tan cortos y tan contraproducentes? Cuando fue la última vez que sonreímos sólo por algo que vimos en la calle, cuando ha sido la última vez que vimos más allá de lo que tenemos frente. Cuándo? Esa es la clave. Pasamos tan absortos en nuestra propia realidad que los días parecieran tener diez horas y no veinticuatro. Los días se han vuelto agotadores y la vida, como antes se conocía, parece casi una misión imposible.
No recuerdo cuál fue la última vez que me sentí plena sólo por despertar cada mañana. Un día sólo me desperté y me di con que la vida transcurría rápidamente, mucho más rápida de lo que alguna vez me imaginé que sería. No me acuerdo de cuando fue que empecé a vaciar mi valija de sueños y deseos para mi vida. De repente iba descartando todo, tanto que me quedé vacía y la sonrisa parecía dibujada. A quién trataba de impresionar? A una sociedad estandarizada dónde la dignidad se compra y el respeto se vende. Dónde las marcas dicen quiénes somos, de dónde venimos y hace dónde vamos. No quiero más eso. No quiero sólo ser un estereotipo de una vida social en la que parece que no encajo. Ya no quiero esto. Quiero que aquella valija se llene de nuevo, quiero soñar con un mañana imposible y con una vida larga y feliz. Porque la felicidad no es algo que se pasa de moda, pero tampoco es algo que compramos detrás de unas vidrieras. Elijo ser feliz, aunque esa opción no exista en las opciones. Esa es mi decisión.

ESTÁS LEYENDO
Fragmentos - Falda rebelde
Literatura FaktuEn muchas ocasiones me pregunté por qué me gusta tanto la palabra fragmentos y en esas charlas internas que suelo tener conmigo misma, encontré la respuesta. Fragmento es una parte o un pedazo de algo mucho mayor, se refiere a algo irregular o que n...