El diario de Kath.

Capítulo 5: Siempre he sido tuyo.

"¿Dónde estoy? Me incorporo poco a poco, ya que por alguna razón que desconozco me encuentro tendida en el suelo. Demonios, mi cabeza duele. Observo a mí alrededor para ver si reconozco el lugar, pero cuesta bastante ya que está oscuro, por suerte, logro divisar frente a mí una puerta con un interruptor de luz al lado, avanzo poco a poco hacia adelante hasta que llego al interruptor, lo presiono provocando que toda la habitación se inunde de luz. Parpadeo repetidas veces hasta que mis ojos se adaptan a la claridad y observo a mi alrededor. Al parecer estoy en una especie de cabaña para una persona, puesto que la cocina, dormitorio, baño y comedor están en la misma habitación, más bien, en la única habitación. En una esquina se encuentra la cama, con un espejo colgando sobre ella, un poco más allá hay una improvisada cocina con un refrigerador pequeño, una pequeña cocinilla con dos quemadores, un lavaplatos y un mueble que supongo es para la vajilla, cubiertos y vasos. También hay un piso con un pequeño televisor encima y justo en frente hay una mesa con una silla. Finalmente el baño está en una esquina una taza, bañera, lavamanos y una única y diminuta ventana. Por alguna razón, me llama la atención el televisor, por lo que me acerco a él. Ahogo un grito al ver cómo el televisor se enciende repentinamente, mostrando una imagen borrosa y emitiendo un horrible chillido que me obliga a tapar mis oídos. Me estremezco con el horripilante sonido mientras intento descifrar la imagen que muestra el pequeño aparato, creo que es una persona corriendo, pero no logro verlo con claridad. Escucho un potente golpe tras de mí, el cual provoca que me sobresalte y gire sobre mis talones. La imagen que veo me llena de un sinfín de emociones, al comienzo alegre y emocionada pero al segundo después estoy preocupada por el pánico que veo en sus ojos.

- Dáimon... qué...

- ¡KATH, CORRE! – Me grita frenético mientras sujeta firmemente el marco de la puerta

Me quedo atónita ¿A dónde debo correr? Está bloqueando la única salida existente.

- ¿A dónde quieres que corra? – le pregunto mientras doy un paso hacia él...

- ¡CORRE! – grita nuevamente antes de que un objeto enorme, similar a un hacha le atraviese el pecho y parte del abdomen con tal fuerza, que la sangre salpica mi cara y cuerpo.

- ¡DÁIMON! – grito histérica intentando correr hacia él, sin embargo, no consigo moverme.

               Lo observo mientras veo como poco a poco la vida abandona su cuerpo, como cae de rodillas, sin apartar la vista de mis ojos. ¡Por los mil demonios! ¿¡POR QUÉ NO PUEDO MOVERME!? Grito mentalmente, porque la voz sólo me da para hacer sonidos extraños mezclados con mi llanto, casi inaudible por el ruido del televisor, que sin darme cuenta comenzó a emitir el horrible chillido con aún más fuerza, volviéndose ensordecedor. "Katherine... corre" escucho por última vez su voz dentro de mi cabeza, antes de que se desplome en el suelo.

- ¡KATH! – grita Dáimon mientras sacude reiteradamente el pequeño y frágil cuerpo de Kath – ¡Kath, despierta!

              De un salto Kath despierta, su pulso está acelerado y se encuentra empapada en sudor. Mira desconcertada a Dáimon, con los ojos perdidos, intentando diferenciar la realidad de sus sueños. No es consiente de cuanto tiempo pasa hasta que Dáimon habla nuevamente.

- Kath... me estás lastimando... - dice con completa serenidad mientras observa fijamente los grisáceos ojos de su amiga.

                Kath lo mira extrañada y Dáimon le hace una seña con los ojos para que mire sus manos. Sin darse cuenta, clavó las uñas en los brazos de Dáimon, tan fuerte, que de su brazo derecho había comenzado a brotar un hilo de sangre que corría lentamente por su extremidad. Kath lo soltó inmediatamente, provocando que el cuerpo de Dáimon se relajara al instante, mientras este llevaba su mano izquierda a la herida para sobarla ligeramente.