Capítulo 3: ¿Quién soy?

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“Aforá:

        Anoche encontré información sobre mis sueños. En el área prohibida del salón de lectura había un libro llamado <<23 dimensiones>> Hablaba acerca de las dimensiones en las que se dividía el mundo, sobre los diferentes habitantes de cada dimensión, etc. No comprendí nada, ¿qué es un mundo? Sólo existe Uffern, no hay nada más. ¿Y qué demonios es una dimensión? Estoy más confundida que al comienzo; sólo deseaba saber que eran los humanos y ahora deseo saber qué es la tierra, qué son las dimensiones y qué son los humanos y por qué se parecen tanto a nosotros. El lunes por la noche regresaré para buscar más información, volveré a escribirte en cuanto sepa más. Hasta pronto.

                                                                                                                                                            Kath Tywyll.”

        Dejó el lápiz a un costado de su diario y abrió el cajón de su escritorio para extraer el candado. Cerró su diario y lo guardó en su closet debajo de un horrendo vestido amarillo que jamás usó y jamás usaría.  

-          ¡Kath! – gritó su madre desde el comedor.

-          ¿Sí?

-          El almuerzo está servido. – Contestó.

        Suspiró y se dirigió a regañadientes hasta el comedor. Una vez ahí observo a su familia; sus padres y su hermano ya se encontraban sentados comiendo arroz con una salsa extraña encima. Mientras se sentaba fijó su vista en su madre, era una mujer hermosa, tenía el cabello rizado y rojizo, su cara era angulosa y poseía unos hermosos ojos cafés que se tornaban amarillos cuando estaba enojada.

        La comida procedió en silencio y al terminar de comer Kath se dirigió nuevamente a su cuarto, se abalanzó sobre su cama y se quedó ahí por lo que supone fueron diez minutos.

-          ¡Kath! – Llamó su padre – Ven y ayúdame con la computadora. 

        El cuerpo le pesaba, parecía que sus extremidades estuvieran echas de plomo y no tenía ni un poco de ánimo  para levantarse. Sin embargo, su padre era una persona estricta y odiaba que las cosas que ordenaba no se cumplieran. Se incorporó como pudo y se colocó de pie, avanzó arrastrando los pies hasta la oficina de su padre, donde él se encontraba sentado frente a la computadora.

-          ¿Qué necesitas?

-          Nada.

-          ¿Nada? – lo miró extrañada – Entonces… ¿para qué hiciste que viniera?

-        Para poder hablar contigo. – Señaló el sofá que estaba frente a él y prosiguió - ¿Qué te sucede últimamente?

        Kath avanzó hasta el sofá y se sentó. Observó a su padre, tenía su cabello castaño un poco alborotado y sus ojos azules se veían cansados.

-          Bien, estoy esperando. – Insistió su padre.

-          Eh…

        “Maldición, ¿qué le digo?” pensó Kath mientras se removía incómoda en el sofá. “Oh nada papá, sólo que a media noche me metí con Dáimon al salón de lectura y encontré un libro que habla sobre las dimensiones y los humanos, sólo eso ¿Qué te parece?” Meneó la cabeza ante su descabellada explicación y suspiró. Tenía la mente en blanco y no se le ocurría absolutamente nada con lo que mentirle a su padre. De pronto mientras lo miraba se le pasó algo por la mente. Sintió como un profundo vacío se le formaba en el pecho y como se le hacía un nudo en la garganta.

El diario de Kath.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora