Ella volvió a entrar, con la esperanza de que dijera algo, pero no lo hizo, llegó al mismo pasillo, pago, y me dijo "Hola Calum" y le pregunté cómo sabía mí nombre, ella dijo "dice en tu placa, me llamo Sabina"
Con eso último, tomó sus cosas y se fue de nuevo, dejándome con la palabra en la boca para seguir hablando con ella.