Capítulo II

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La alarma de mi celular interrumpió mi sueño, era lunes y debía ir al colegio, me levanté de mi cama y caminé en dirección al único baño que había en mi casa. Al llegar me despojé de mi pequeño short rosa y una blusa negra de tiras, corrí la transparente puerta de vidrio de la ducha, acostumbraba dejar la puerta del baño abierta, pero esta vez la cerré. Al terminar mi relajante ducha matutina sequé un poco mi cuerpo y me detuve frente al espejo que se encontraba frente al retrete, quedé mirando mi reflejo por algunos minutos. Mi piel es de un blanco equilibrado, mis ojos de un precioso tono de verde que había heredado de mi abuela materna, mis labios son rosados y finos, mi nariz pequeña y delicada, mi cabello, castaño. Bajé la mirada analizando cada detalle de mi cuerpo, soy delgada y se me nota la clavícula, no es que me guste presumir pero, mi silueta está muy bien definida. Mis boobs tienen un excellente tamaño, mi abdomen es plano y mi cintura fina, mis piernas son gruesitas y sin cicatrices, las he cuidado mucho toda mi vida, y mi trasero no es exageradamente grande pero sí lo suficiente para atraer miradas. Finalizado mi inusual análisis anatómico me encaminé de vuelta a mi dormitorio, cerré la puerta y dejé caer la toalla mientras buscaba ropa interior en la cajonera dentro de mi clóset, tomé un panty blanco y un brassier del mismo color, me puse mi uniforme, dejé mi cabello suelto y me recosté en la cama esperando a que el transporte escolar llegara. Miraba mis paredes rojas decoradas con algunas fotos con mis amigas, tras de mi había un enorme afiche de One Direction (los amores de mi vida) y frente a la cama un televisor antiguo sobre un mueble de roble. Tomé mi celular, mi mochila y un moño que coloqué en mi muñeca a manera de pulsera por si decidía recogerme el cabello luego, caminé por el pasillo que llevaba al comedor y a la sala.

-Hasta luego mami- dije dándole un beso en la mejilla, mi papá y mi hermana menor dormían aún, siempre les costaba levantarse.

-Bye hijita, cuidate- respondió - y recuerda que el esfuerzo de hoy es la recompensa de mañana- siempre repetía la misma frase al despedirme.

Llegué al colegio, que no quedaba tan lejos de casa, y me reuní en el salón de clases junto a mis entrañables amigas, Clarissa y Karen. Clarissa es casi tan alta como yo, es delgada y de piel canela, sus ojos son negros como una noche sin estrellas y su cabello castaño y ondulado llega hasta la parte baja de su cintura. Nos conocemos desde la infancia y siempre hemos estado juntas compartiendo nuestras locuras. Karen es un poco robusta, su cabello es negro y liso, tiene piel oscura pero no es afro, ella recién entró al colegio este año pero en tan poco tiempo ya se había ganado nuestros corazones.

-¡NI SE IMAGINAN LO QUE PASÓ!- dije gritando con emoción al verlas, corrí a abrazarlas y ellas me miraron con una expresión de sorpresa y confusión.

-¿Qué?- preguntó Karen.   

-¡Cuenta, cuenta, cuenta!- insistió Clarissa.

-Pues estuvo fenomenal- dije pícaramente - me volvió loca, pero no pudimos avanzar más.

-¿Cómo así no?- escrutó Karen -creí que irían un poco más allá- sonrió haciendo un gesto obseno.

Les narré lo sucedido con detalle y meditaba en como a lo largo de este tiempo nuestras conversaciones sobre él habían cambiado tanto de tono.

*Flashback*

-¡Llegué!- dije acercándome a mis amigas -¡Les cuentoooo!- alargué la última letra.

-¿Que pasó?- exclamaron al unísono.

-Al fin lo conocí- empecé a narrar -es perfecto, se portó muy amable y hasta se despidió con un beso en la mejilla- grité lo último con exagerada emoción.

Relaté hasta el último detalle de mi presentación con Christian y lo mucho que anhelaba verlo, como decidí ser monaguillo debía asistir a clases para prepararme todos los sábados por una hora y media, tiempo en el que podría observarlo con atención y muy de cerca.

*Fin flashback*

Desde que conocí a Christian les he contado absolutamente todo a mis amigas, hasta el más mínimo detalle, en un principio les hablaba de lo hermoso y tierno que era, pero ahora nuestras largas pláticas están llenas de calor por las cosas que Christian hace conmigo. Hasta ahora sigo siendo virgen, todo se ha mantenido en caricias en partes prohibidas, roces acelerados y sexo oral.

El día transcurrió con normalidad, clases aburridas, yo respondiendo bien a todo, sí, era la cerebrito del curso, recesos y a casa.

Al llegar a mi hogar, devoré el almuerzo que Teresa había preparado, ella era una pariente que nos ayudaba en casa tres veces por semana. Es de mediana estatura, morena de ojos café oscuro y su cabello crespo llega un poco mas abajo de sus hombros.

-Cómete todo Mía, tú siempre sobras algo- advirtió con una cuchara de madera en la mano.

-Lo haré Tere, pierde cuidado- respondí sentándome en mi puesto de siempre a la cabeza de la mesa.



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⏰ Última actualización: Feb 25, 2016 ⏰

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