Capitulo 3: Un viaje entre dos

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Si se te hace difícil es porque vas por el camino correcto

Decidí emprender mi viaje por la mañana a Liverpool, para así empezar a buscar a mi familia antes de que fuera demasiado tarde, salí de la piscina y me dirigí a mi cuarto.

Al día siguiente me levanté temprano, me puse más de diez prendas de vestir,  me sentía incomoda y no sabía que ponerme, así que decide no complicarme la vida y me puse un gorro, una camisa roja con cuadros negros, un jean  y unos tenis, ya estaba lista para irme al aeropuerto, organicé todas mis cosas, esta vez no iba a llevar un bolso, así que decidí llevarme un morral, bajé hasta la recepción pagué mi estadía y pregunté si había algún taxi disponible; pero lamentablemente todos ya estaban reservados, me di cuenta que una familia de tres estaban subiendo su equipaje a un carro entonces pensé - Y si les pido un aventón, que tal vayan al aeropuerto, sería mucha coincidencia - lo dudé al principio pero después cogí fuerzas y les pregunte...

-¿Disculpen ustedes se dirigen al aeropuerto? 

-Sí. -Me respondió la señora. -¿Será que me pueden dar un aventón? por favor,  es que todos los taxis ya están reservados y necesito llegar al aeropuerto antes de las tres de la tarde.- La señora miró su reloj y me dijo. -Está bien, estas a tiempo,  apenas son las once de la mañana. Agarré mi equipaje y lo dejé en el carro, me subí en la parte trasera con su hija de unos tres años, saqué mis audífonos de mi morral y me desconecté del mundo por completo.

Me quedé mirando la ventana, veía el pasar de los árboles, de un momento a otro el carro freno, me quité los audífonos y pregunté, ¿Qué pasó?

El señor me respondió.-Nos varamos.  - Pensé, esto no me puede estar pasando, todo está saliendo mal, primero los taxis y ahora esto ¡Genial!

El señor no pudo arreglar el problema y tocó llamar una grúa, pasó una hora hasta que por fin llegó, me dijeron que me iban a dejar cerca al aeropuerto, nos demoramos alrededor de una  hora y media para llegar al aeropuerto, me bajé y les di las gracias a la familia y al señor de la grúa. Cogí mi equipaje y me dirigí a las taquillas y compré un pasaje que salía a las tres de la tarde y llegaba a las seis con escala en Londres.

Apenas faltaba un cuarto de hora  para ser la una de  tarde, estaba segura de que no iba a soportar dos horas sentada, sin nada que hacer, así que saqué mis audífonos: pero de repente me dieron ganas de ir al baño, entonces me paré, agarré mi equipaje y me dirigí al baño escuchando música para distraerme, entré al baño sin fijarme si había alguien, iba mirando el piso, cuando salí para lavarme las manos, me quité los audífonos y me dirigí al lavamanos, de repente escuche un <<Hola>>.

Cuando giré la cabeza para mirar quien era, inmediatamente me puse roja como un tomate, enfrente mío se encontraba un hombre de cabello negro, ojos cafés, moreno y tenía un buen gusto para la ropa, sin darme cuenta había entrado al baño de los hombres, tomé mis cosas y camine lo más rápido que pude hacía el baño de mujeres, donde me escondí en los lavamanos para que no me viera aquel muchacho. Abrí la llave del agua y me froté la cara, me dije a misma - Johanna, cálmate eso le puede pasar a cualquier persona, pero como soy tan bruta de no darme cuenta de que era el baño de los hombres.- Me arreglé, y miré al frente por si él  aún seguía ahí, por suerte ya se había ido así que salí con mi equipaje hasta donde estaba sentada antes, pero preferí ir a comer algo, ya tenía hambre, no sabía que comer, pasé por cada local de comida mirando a ver que se me antojaba, entonces decidí comer algo dulce, así que me acerqué a un local de donas en el cual había una fila no tan larga, como no tenía nada que hacer decidí hacer la fila, solo faltaba una persona por ser atendida y seguía yo, me causó curiosidad saber si yo era la última o habían más personas esperando, así que volteé la cabeza para mirar y oh sorpresa detrás de mí se encontraba aquel muchacho del baño..

-Hola - me dijo mirándome a los ojos. - Sentía como mi rostro se ponía rojo de la pena.

-Hola, oye como los siento por aquel incidente en el baño. - en ese momento la muchacha del local me llamó, pedí tres donas para llevar y un café, esperé a que atendieran al muchacho para poder seguir hablando, cuando le entregaron su pedido nos sentamos en unos asientos que estaban cerca.

-No te preocupes por lo que ha pasado antes, eso a cualquiera le pasa, aunque por lo menos a mí no me ha pasado - me dijo en un tono burlón

-Lo siento es que estaba pensando en tantas cosas que no me fijé por donde andaba - respondí mientras tomaba un sorbo de café.

-¿Y cómo te llamas? - me preguntó comiéndose una dona. - Por lo visto no le preocupaba lo que las demás personas opinaran de él.

-Me llamo Johanna ¿y tú? - le pregunté mientras me comía una dona.

-Me llamo Brent ¿y hacía donde viajas?

-Voy a Liverpool ¿y tú? Pregunté mientras me limpiaba la boca.

-A ningún lado, solo acompañaba a un amigo a que tomara su vuelo, ¿y dime, alguna razón en especial para viajar a Liverpool?- preguntó mirándome a los ojos.

No sabía si contarle acerca del motivo de mi viaje, pero no parecía ser una mala persona, así que le conté todo lo que me había pasado desde que llegué a Newcastle.

No podía creer lo que me había dicho, no estaba segura si era verdad, así que le dije que repitiera lo que me había dicho...

-¡Te puedo acompañar! - me dijo con un entusiasmó que no podía creerlo, como es posible que una persona que acabas de conocer te pida que te deje acompañarte en busca de tu familia.

-¿¡QUÉ!? - le dije sorprendida. Pero acabo de conocerte, por lo visto no tienes ropa que llevar y yo no puedo pagarte el pasaje ni nada por el estilo. 

- No te preocupes por eso, yo tengo con que pagarme el pasaje y la ropa no es ningún problema, allá puedo comprar ropa nueva, si tú me dejas acompañarte claro está.

-No sabía que responder ante tal propuesta, dejar que un desconocido me acompañara en busca de mi familia, lo dude al principio pero pensé, tal vez con él será mucho más fácil encontrar a mi familia, dos cabezas piensan mejor que una.

-Está bien, puedes acompañarme - Le respondí con una sonrisa en la cara.

Brent se levantó de la silla, No pasaron más de diez minutos cuando Brent ya se encontraba frente a mí con un boletó de avión.

Un encuentro con el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora