"Dominick, Caramel macchiato"
-guarde mi telefono celular en cuanto escuche que mi pedido se encontraba listo, era una chica muy fan del cafe, me habia acostumbrado a tomar al menos unas 3 tasas al dia, y cuando el clima estaba frio como en estos momentos, me convertia en una cafetera humana.
-gracias -dije al chico y en respuesta me dio un asentimiento con la cabeza.
Le di un sorbo, y estaba delicioso, este sabor era mi favorito, por lo regular siempre pedia este mismo sabor pero frio, ya que donde vivo siempre nos encontramos cerca de lo 35 Grados, pero cuando el clkma se encontraba mas bajo o estaba de viaje como hoy, lo pedia calentito.
Vi mi reloj, aún tenía unas dos horas, antes de que saliera mi vuelo. No tenía que preocuparme por mi maleta, ya que la había empaquetado 45 minutos atrás, en el hotel me habían dicho que tenía que desocupar ya la habitación, aparte era un poco perezosa y no quería dar mas vueltas para ir a recogerla.
Acomode mi bufanda y solte un ligero suspiro, era momento de salir al frio , di otro sorbo mientras caminaba a la puerta y con mi mano libre la empuje para poder salir. Di unos cuantos pasos antes de detenerme, el sol ya se estaba escondiendo y lucia de un tono naranja, muy bonito, desbloquee mi celular y le tome una foto.
retome mi camino mientras editaba la foto para subirla a mi cuenta de instagram
di unos pasos mas, antes de estrellarme con alguien y caer sobre mi trasero, y si, una parte de mi cafe cayo sobre mi y otra parte sobre el chico. Sacudi mi mano rapidamente, intentando quitar el liquido caliente de mi mano.
–Lo lamento, te encuentras bien? –dijo una voz ronca, hablaba muy mal el español y fue inevitable no soltar una pequeña risa cuando comenzaba a levantar la mirada.
Cuando mis ojos chocaron con los suyos, mi risa se desvaneció, no podía quitar la mirada de esos ojos
Por lo regular no era una fan de los ojos de color, no me gustaban, pero en este chico, algo lucía diferente.
Me quede observándolo, me encontraba totalmente ibnotisada, no escuchaba nada a mi alrededor era como si le hubieran puesto pasa al mundo. Poco a poco baje la mirada, hasta que me encontré con unos labios carnosos, apuesto a que eran muy suaves, tenían un toque de color pero no era tan fuerte como parecer que los había pintado o algo así, quiero decir, los hombres no se pintan los labios, no?No te como su boca se movía entonces, me di cuenta que estaba diciendo algo, de inmediato me levanté y movi la cabeza ahora me recordara como la chica que le tiró un café en sima y todavía le dio un repazón.
-te encuentras bien? -lo escucho repetir-
Si, si -dije mientras sacudía mi mano- no te preocupes
-Que bueno, como no respondías comenzaba a pensar que de alguna manera estabas haberte tu pegado en la cabeza - volví a reír al escuchar su mala pronunciación, claramente su español necesitaba práctica
Oh no, es que yo... amm.. El senton me dejo un poco atontada -este chico se me hacia conocido, es raro pero en algún lugar lo había visto antes, pero no podía recordarlo
-soy Andrew -dijo el castaño tendiéndome su mano-
-la estreche con una sonrisa ladeada- Dominick, un placer.
Me dio un ligero apretón y después soltó mi mano, inmediatamente no sabía que hacer, sentía que mi mano de alguna forma permanecía a otro lugar, algo tonto, lo sé, pero no encontraba donde ponerla, así que la lleve al mejor lugar que se me ocurrió. Dentro de mi sudadera.Permíteme invitarte tuyo café -dijo, y está vez pude notar que tenía un acento británico.
Le di un ligero asentimiento con la cabeza acompañado de una sonrisa- jamás podría decir que no a un café -dije en tono suave-
Me tendió su mano, la mire sólo por una fracción de segundo y lance al fondo de mi cabeza la pequeña voz que me decía que no, así que acepte su mano y deje que me guiara.
Solo era un café, nada podría salir mal.
Volvimos al café y pude notar que las pocas personas que se encontraban dentro lo miraban detenidamente y no los juzgo, si yo fuera ellos también lo aria.
Andrew era alto, cálculo que media cerca de 1.86, tenía el cabello color castaño, o eso podía notar debajo de la gorra de béisbol que traía, el no era precisamente guapo pero tenía algo que te llamaba la atención, tal vez era su cuerpo, aún que yo estoy completamente segura que son sus ojos.
Nos dirigimos al mostrador y pedimos un café y postre; aún tenía tiempo suficiente para conversar un rato. Acomodo su gorra bajándola un poco más, parecía como si se escondiera de algo, como si no quisiera ser visto. Después de tener nuestro pedido, lo seguí a una de las mesas del fondo.