[Cap. 5] Nathaniel

25 4 2
                                    

- - -Nathaniel- - -

Me siento solo en el mundo, no se lo que soy y solo yo mismo me puedo entender, aunque hay veces que no puedo comprender lo que me pasa. Pues solo hay un ser más en este maldito mundo como yo y ese ser es mi madre.

¿Pero qué puedo decir de ella?. Ah, claro, ya sé. Me dejó cuando tenía seis años, simplemente se fue y nunca regreso. Lo que recuerdo de ella era su personalidad cambiante y ojos llorosos, en mis recuerdos no aparece con una sonrisa.

Mi tío me odia desde que tengo memoria, a decir verdad nadie sabe dónde está mi madre y el se la pasa buscándola, pero cuando me mira me siento como un bicho al que quiere aplastar, siento que me hecha la culpa de que ella se haya ido y de que no puede encontrarla.

Han pasado muchos años y diario escucho mencionar su nombre, a decir verdad me molesta mucho oírlo, al igual que mi padre. Mi padre es un simple humano que se ve tan inútil al tratar de protegerme y yo presiento que una de las razones por las que no pude conocer bien a mi madre fue por su culpa, pero por desgracia para él, todo lo que temía de ella yo lo tengo, lo hago, lo aplico y me da igual.

Acostumbro a darme escapadas por todo el día, intento despejar mi mente y aprovechar para eliminar mi fatiga absorbiendo la salud de alguien más (Una de mis habilidades) mientras me intento divertir causando un poco de desorden, intento olvidarlo todo.

Y pues aquí estaba como siempre, caminando mientras veía a mi alrededor con las manos en mis bolsillos escuchado atentamente todo lo que pasaba, sintiendo las presencias intentando adivinar que clase de estúpida vida tenían y si podía ser mejor o peor que la mía.

Repentinamente paré en seco sintiendo una presencia sutil pero que no podía pasar desapercibida, no para mi. Miré a mi alrededor buscando al dueño de esta, pues por alguna razón me llamó mucho la atención. Al otro lado de la calle, separada por autos y concreto, caminaba tranquilamente una chica de tes pálida y cabellos dorados, era delgada y se veía tan frágil. 

Estuve a punto de continuar mi camino e ignorar todo cuando logré ver a un hombre de negro siguiéndola, divague por un momento en mis pensamientos buscando una explicación para lo que se encontraba en estos. ¿Que mierda estaba haciendo?

Ya caminaba para seguir la situación silenciosamente, no quería llamar la atención de ninguno de los dos. Ella se adentró en un callejón, eso era mala idea, el hombre podía hacerle daño. Este entró tras de ella haciendo que apresurara más mi paso. 

Al asomarme lo vi sosteniéndola contra la pared con un cuchillo amenazando su cuello, ella mostraba una cara de horror y sus manos estaban tensas contra el frío muro. Normalmente hubiera ignorado la situación, pero esta vez algo me lo impedía.

-Oye, ¿qué crees que haces?

-Piérdete chico, estamos ocupados

La chica me miró confusa pero regresó su mirada al atacante al sentir la cuchilla contra ella en más presión. Noté su respiración agitada y su corazón palpitante.

-¿No me escuchaste? Aléjate de ella -Gruñí jalando su hombro, este inmediatamente lanzó una cuchillada que solo impacto en el aire, pues me moví rápidamente esquivándolo.

No tardé en tirarlo al suelo aplicando una llave, aproveché el contacto de nuestras pieles para absorber lo que pude recuperándome al máximo y ampliando mis sentidos, el no dormir ya no me afectaba tanto.

El hombre intentó zafarse entrando en pánico al tener esa sensación de perdida, como si le arrancase algo. Era una reacción normal en las personas, pero sinceramente ya no me sentía mal por hacerlo. 

Lazos que se desmoronanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora