[Cap. 7] No sólo dos chicas más.

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- - -Nathaniel- - -

Un día. No, estaba mal, tal vez eran tres días o dos los que había perdido bebiendo para apagar algo de mis penas, para olvidarme del monstruo de mi madre y el dolor que me había implantado. Otra cerveza en mi mano y una mirada perdida, me había metido en varias peleas dejándome golpear para que al verme al espejo y ver mis heridas pueda creer que hay algo de humanidad en mi.

Me levanté tambaleándome golpeando por accidente el hombro de un hombre, ni si quiera me fijé en quién fue por lo que continué mi camino ignorando sus llamados. Sentí su mano sobre mi hombro girándome para después verme en el suelo con sangre en mi nariz y un dolor agudo, ya no podía soportarlo más, quería desahogarme. 

Miré hacia arriba para calcular como lanzar mi golpe, pero en lugar de eso vi como alguien le estrellaba un tarro de cerveza en la cabeza justo por detrás. El hombre cayó inconsciente de inmediato dejándome ver a un delgado cuerpo que sacudía su brazo mientras me miraba fijamente.

-Levántate- murmuró tomándome por el brazo ayudando a levantar mi cuerpo debilitado por el alcohol.

Me sacó del lugar lo más rápido que pudo caminando torpemente por mi culpa, cada vez sentía que mi cuerpo perdía fuerza, el estado en el que me encontraba no me permitía hacer muchas cosas. Pasamos por un lado del callejón en dónde me escondió entre unas bolsas de basura, después se alejó haciendo que solo pudiera ver su sombra por la luz de un farol.

Mi vista se volvió borrosa, pero el poco tiempo que volvía junto con mis otros sentidos pude ver como alguien se le acercaba, luego gritos y luego un puñetazo tras otro. Mi vista se nubló de nuevo y mis oídos solo percibían un "No sé de lo que hablan".

Nuevamente mis sentidos regresaron por un instante, su sombra hacía notar que estaba recargada sobre la pared con un leve llanto, las otras sombras se habían ido. Se levantó y tambaleándose se dirigía a mi, solo pude ver ese rostro angelical lleno de sangre y una mirada cristalina, esos hombres la habían golpeado y yo no podía hacer nada, justo como en este momento que estaba perdiendo la conciencia.

Abrí mis ojos de golpe al recordar la situación, no estaba sobre bolsas de basura pero si apestaba como si fuera parte de estas. Fuera de eso, el aroma del ambiente era agradable; Era cálido. Miré mi alrededor, estaba sobre un sofá gris y las paredes estaban pintadas de un amarillo pastel con un par de pinturas con margo de madera colgadas en la pared y repartidas de forma estética.

La puerta se abrió con cuidado poniéndome tenso y a la defensa de inmediato. La figura era la de la chica quien tenía puesto unos shorts de mezclilla y una blusa de manga larga blanca junto con unas pantuflas en sus pies, cargaba una bandeja con alimento, agua y una cosa metálica tapada.

-Eres pésimo tomando alcohol, deberías de dejarlo.

-¿Quién eres?- Gruñí reconociendo con trabajo esa figura, era la chica de delgada figura que me había sacado del bar, entonces decidí cambiar mi pregunta pero ella se me había adelantado.

-Tu salvadora, bueno, prácticamente estamos a mano pero yo hice más por ti anoche.

Era cierto, también era la chica que había salvado de aquel hombre ese maldito día. Por una razón su presencia me hizo sentir cómodo, pero el dolor de mi cabeza y un zumbido en mis oídos me estaban matando de a poco. 

Puso las cosas sobre su mesa sacando de la cosa metálica una toalla blanca para después caminar hacia mi, con cuidado y sin decir nada comenzó a limpiar las heridas de mi rostro. Solo era una chica más, yo necesitaba recuperarme y mi estado no era nada bueno. ¿Por qué no tomar algo de su salud?

Estuve a punto, mi mano estaba por tocar su piel para comenzar a regenerar mi cuerpo con ayuda del suyo, sin embargo al ser una herida inalcanzable a su visa me tomó con su mano libre haciendo contacto conmigo ella antes que yo.

Al momento de sentir su mano sobre mi mejilla pude notar su calidez, era un tacto tibio y en segundos el zumbido y el dolor habían desaparecido de inmediato. Lo único que podía sentir, escuchar e incluso mirar de ese cuarto era ella, su respiración era uniforme y quedaba perfecto con el latido de su corazón, su concentración me hacía perderme en esos profundos ojos castaños y los cabellos rebeldes que escapaban de su coleta la hacían lucir aún más dedicada.

El tiempo pasaba en cámara lenta para mi, memorizaba lo que podía de su rostro y la suavidad de su piel, entonces terminó de limpiar esa herida y terminó el contacto conmigo alejándose para dejar la toalla sobre la cosa metálica y acercarme comida, el dolor y el zumbido regresaron de inmediato haciendo que lo único que quisiera fuera poder tocarla.

-Debes alimentarte para que te recuperes pronto- Me dijo con una sonrisa en el rostro.

-¿Puedes decirme tú nombre? Es bueno saber quien te salvó la vida

-¿Mi nombre? Pues... Me llamo Nala

-Yo me llamo Nathaniel

Nala, no pudo haber sido una casualidad encontrarte, espero poder aferrarme a ti y protegerte cuanto pueda. Sin tan solo pudiera pronunciar esas palabras, pero sé que si descubriera quien soy me temería e incluso podría llegar a aborrecerme, ese era mi maldito destino.

- - - Jesse - - -

-¿Por qué me trajiste aquí?- Gruñí desesperada agarrando mi cabello con mis manos desesperada por no poder tocarla, no quería herirla -¡Solo piensas en tí, eres egoísta!

-¿Puedes calmarte? Tu humor está alterando mis nervios, ambas sabemos que no podías estar toda la vida sin ver a Nathaniel, necesitabas verlo

-¡No es cierto! Solo le produje más daño, solo le demostré lo pésima madre que soy

Me tomó de las muñecas haciendo que me soltara y me miró de forma triste, ella era mi única luz a pesar de que algunas veces la trataba tan mal y no tanto por que quisiera; Rosemary aún estaba dentro de mi luchando por salir.

-No digas eso nunca más, tú no eres una pésima madre, haces lo que puedes con amor a pesar de lastimarte a ti misma e intentas ver feliz a Nathaniel tal como lo has hecho por mi...

-No se cómo puedes decir esas palabras, Pamela, te quité parte de tú familia...

-No eras tú en esos momentos además de que mi padre se lo ganó, tú lo amabas

-Pamela, lo siento tanto...- Murmuré entre lágrimas y una garganta seca y ronca. Ella me abrazó con ternura y delicadeza acariciando mi cabello con tranquilidad

-No llores por favor, yo te amo y siempre contarás conmigo así que deja de llorar- Susurraba a mi oído con la dulzura que solo ella podía tener -Anda, no llores... Te amo mamá y perdóname por traerte al lugar dónde estaba mi hermano, siento tanto haberte hecho llorar...

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Aquí está, más largo y revelador. Perdonen si soy cruel, pero bueno... Hago lo que puedo. Y si, Jesse tiene una hija ¿Qué les parece?, ¿qué creen que pasé en el otro capítulo?, si tienen dudas no se olviden de preguntar y no se olviden de valorar, quiero intentar algo nuevo pero eso se los dejaré en el próximo capítulo, ¿Si? A partir de este capítulo habrán muchas sorpresas y misterios en la historia.

Los amo y me han dado mucho apoyo en serio, a pesar de que no he subido por muchos motivos, pero aún así este libro si será terminado, lo prometo. Ah, no tardaré en subir el próximo capítulo así que esperen un poco :D

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⏰ Última actualización: Jun 04, 2016 ⏰

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