OPORTUNIDADES.

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-Sarah, cariño.

-Hola, mamá. La abuela Ema, estaba contándome como conoció al abuelo.

-Nina, hija ¿Quieres un pedazo de pastel? Sarah, ya comió bastante.

-No mamá, gracias. ¿Te dio molestias esta niña?

-Oh, no. Es una niña muy dulce, siempre se porta muy bien .

-Mamá ¿Podemos quedarnos otro rato mas? Quisiera que la abuela me terminara de contar la historia.

-Debemos irnos hija. Tu abuela debe descansar.

-No hija, puede quedarse. Aun no me siento cansada.

-¿Segura, mamá?

-Si, Nina. ¿Quieres algo de comer?

-Si, mamá, pero yo lo prepararé, no te preocupes.

-Esta bien, hija.

-Abuela ¿Me sigues contando?

-Si, corazón.

🔸🔸🔸

Después de aquel 8 de Mayo, no hubo un solo día en que amaneciera sola. A veces en su casa, a veces en la mía, pero siempre con el. Algunas noches me levantaba de madrugada, tomaba mi pluma y el libro que me obsequio, y comenzaba a escribir sobre el, sobre lo hermoso que era estar a su lado, sobre cuanto lo quería. Lo veía dormir, y le leía las cosas que escribía. Estaba demasiado enamorada de el. Estaba ciega e incondicionalmente enamorada de él.

-Buenos días, amor.-Me dijo Blake, entrando a el comedor. Yo estaba en la mesa, escribiendo y tomando un té.

-Buenos días. ¿Quieres que te haga de desayunar antes de que me vaya?-Le dije mientras me levantaba de la mesa.

-¿Ya se te hace tarde para la escuela?

-No, aun tengo como 10 minutos de sobra.-Saque una taza, y le serví café.-Oye ¿Por qué no estas vestido? ¿No iras con tu padre hoy?

-No, estaré en la casa terminando algunas cosas que tengo pendientes.

-Bueno, amor. Toma.-Le serví un plato de cereal con leche y fruta. Eso era lo que siempre desayunaba.-Ya me voy, te veo al rato ¿Okey?-Y le di un beso en los labios.

-Adiós, princesa.

Salí de su casa, y fui directo a el instituto. Siendo sincera, tenía auto, pero odiaba conducir.


Terminaron las clases, y cuando estaba por irme de él instituto, una señorita me detuvo. Creo que era una secretaria.

-Señorita Ocampo, la buscan. Lleve sus cosas por favor.-Dijo señalando una banca gris que estaba en la entrada a la escuela.

¿Que? ¿Blake habrá venido?

Creía que eso fue extraño. Pero fue aun mas extraño, cuando un señor, de no mas de 50, se acerco a mi.

-¿Tu eres Ema? ¿Ema García?

-No, señor.-Le dije levantándome del lugar donde esperaba sentada.-Yo soy Ema Ocampo.

-Oh, claro. Una disculpa.-Yo solo lo miraba desconcertada.-Yo soy el señor Alejandro.. Bueno, solo dime Alejandro. Soy dueño de una editorial en Guadalajara.

Yo Lo Quería.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora