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Estuvimos unos momentos en silencio, eso no me disgustaba inclusive sentía que podría ir a buscar un libro, hasta que comencé a notar que me miraba de pies a cabeza, provocó que comenzara a hacerme múltiples ideas de porque lo hacía. 

— ¿Se te perdió algo? – preguntó en un tono hostil pero quizá si no lo hacía comenzaría a molestarme o algo parecido.

— Te ves bastante tierno. – respondió mordiéndose el labio algo que me provocó sonrojarme nuevamente.

No le respondí nada me estaba muriendo por dentro no esperaba una respuesta así, lo máximo que esperaba era un insulto, me volteé estaba decidido a regresarme a mi habitación, ya no me importaba el castigo.

— Tranquilo, ¿a donde vas? – pude escuchar lo que me pregunto pero seguía ignorándolo pero eso no evitaba que me siguiera.

Llegue a mi habitación e iba a cerrar la puerta pero me detuvo el chico, han venido muchos chicos a mi casa pero todos me ignoraban cuando yo los ignoraba.

— ¿Ya me hablaras? – preguntó nuevamente aunque esta vez se veía molesto, quizá por fin lo había sacado de quicio.

— ¿Tengo que? – pregunté de una manera hostil aunque el otro solo sonreía.

— Me llamo Marshall Lee. – me respondió con un tono serio.

Después de su respuesta cerré la puerta en su cara, se podía notar que se burlaba de mi, todo el mundo sabe que nadie juega conmigo y mucho menos alguien que solo se su nombre.

Pasaron unos minutos, pensaba que me había liberado de Marshall hasta que abrieron mi puerta, era el y mentita le había abierto, entró sin vergüenza y se sentó en mi cama, no sabía cómo alejarlo de mi.

Solo un ratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora