Al Diablo con tus Reglas.[PRÓXIMAMENTE]

Prólogo.

Existen muchas formas de contar una historia, y más aun si se trata de una historia de vida.
Probablemente esta no sea una historia donde la protagonista salva a su país de las garras de un monarca enceguecido de poder, o de una chica que se enamora de un vampiro, mucho menos, una donde su mundo es invadido por seres de otra galaxia que quieren extinguir a la raza humana por completo.
Simplemente se trata de la desastrosa vida de Mía.
Y no, no estoy hablando de una chica nerd, en quien nadie se fija, pero que de un momento a otro es el blanco de una absurda apuesta, para terminar convirtiéndose en el centro de todos los ojos masculinos.
Mía tenía sus propios problemas, sufría y los solucionaba a su modo.
Muchos dirían que sus más grandes preocupaciones eran mantener su cabello brillante y sedoso, estar siempre vestida con lo que fuera tendencia en ese momento y ser el centro de atención de todo y todos constantemente.
¡Bah, idiotas! Si tan solo supieran...
Pero ella no quería que así fuera, prefería que las personas se mantuvieran de esa forma, en la ignorancia y la idiotéz.
Debería de recibir un Oscar a la mejor actriz por fingir que todas las barbaries que se rumoraban en los pasillos de HillKingdom no le movían un pelo; cualquier otro, estando en su lugar, habría perdido la compostura y mandado a todos a cosechar batatas al Aconcagua. En cambio, la paciencia de Mía percía no agotarse nunca.
Pero todo tiene un límite, y la humillación que sufrío ese caluroso día, no podía pasarla por alto de ninguna manera, es más, creo que ni el mismísimo Dalai Lama lo dejaría pasar. Fue la gota que derramó el vaso.
"Deja que los demás digan de tí todo lo que quieran, que tú, y sólo tú, sabes quién eres en verdad"
¡Oh, querida Mía! Realmente espero que puedas seguir tu propio consejo.