Capitulo 2

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Narrador omnisciente
Tatsuya se encontraba caminando hacia el aeropuerto. Aún no podía creer que estaba en tokyo. Aquella ciudad que desde niño soñó con conocer, no obstante, para llegar hasta allá tuvo que sacrificar el estar lejos de su familia y amigos. Pero eso no importaba ellos sus padres, aunque no se llevará bien con ellos lo habían apoyado en su sueño de estar mejor preparado y encaminar un nuevo rumbo en su vida... Eso era mucho más que suficiente para alimentar sus ganas de salir adelante.

Su viaje tardaría más de 4 horas de vuelo. Esperaria, no había problema con eso. Se imaginaba como serían las nuevas personas con las cuales tendría que vivir bajo el mismo techo. Se acomodó en su asiento y esperó hasta que fuera el tiempo de aterrizaje.

(...)

- pasajeros del vuelo 318, se les informa que aterrizaremos en quince minutos. Favor colocarse los cinturones de seguridad para evitar cualquier accidente.

Se escuchó una voz femenina del otro lado del avión. Me removí en mi asiento, ya que durante todas las horas de vuelo no pude levantarme de ahí, por lo que no podía sentir mis piernas.

Necesitaba saber la hora. Giré hacia el asiento de al lado y ahí se encontraba una señora de edad ya avanzada. Me percaté de que tenía un reloj así que amablemente le pedí que me diera la hora.

- disculpe.- la señora se voltio a verme - ¿me podría regalar la hora por favor?

Miró su reloj de mano y me respondió.

- la hora es, 6:45 pm joven.- me sonrió, y le agradecí.

¿Tanto tiempo, había pasado? Vaya que rápido vuela el día.

Al llegar a tierra, todos y cada uno de los personajes bajaba del avión para dirigirse hacia sus destinos. Y yo no fui la excepción, llegué a un lugar para recoger mis maletas y salí hacia el exterior y buscar un transporté, que me llevara a mi nuevo "hogar".

Tomé el primer taxi que Vi, y le indique la dirección a la cual me dirigia.

El trayecto fue de aproximadamente media hora. Al parecer viven un poco apartados de la ciudad pero tampoco tanto.

Le entregué el dinero al taxista, y me quedé impresionado. Era una gran mansión, se veía un poco tenebrosa por la antigüedad, pero aún así se veía en perfectas condiciones.

- ¡¿De verdad viviré aquí!?

Esto debería ser un error. Miré el papel en el cual mi padre habia escrito la dirección y... No, no estaba equivocado. Suspire aliviado y caminé hasta una gran puerta que parecía ser la entrada de la lujosa mansión.

Con mis nudillos toqué dos veces pero nadie abría.

-¿sera que no están?- Diablos estoy muy cansado y no quiero esperar. Pensé.

Estaba por darme la vuelta y salir por donde entré. Pero el ruido de la gran puerta abrirse me hizo voltear. Y tal como pensé la puerta se encontraba abierta pero... No había nadie para recibirme desde ese lugar, lo que me pareció extraño. Esto es bastante cliché.

Sin dudarlo me encaminé hacia el interior.

Estaba un poco oscuro, pero tampoco tanto como para evitar que pueda ver.

- ¡¿hola?!¡¿hay alguien aquí?!- Alcé la voz pero nadie contestó.

Iba a empezar a caminar para ver si había alguien, pero Sentí una brisa helada que ocasionó que me estremeciera. Sentí una presencia detrás de mi por lo que giré de apoco mi cabeza y...

- Quien rayos eres tu, y que haces aquí obstruyendo propiedad ajena.- me habló un chico de cabellos color lila que traía un oso de peluche en sus brazos.

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