El trabajo de un espíritu cumple deseos es arduo.
Mi jornada laboral es nocturna como un león buscando a su presa. El reloj marca las doce y es hora de estirar mis hermosas raíces y correr entre la noche para encontrar un buen lugar donde pasar el día.
Muchos días solo me pisan, como odio el chicle... Pero tengo suerte si alguien me levanta y me sopla.
Otras veces de puritita suerte me soplan. Por ejemplo! Ayer un perro deseo algo de comer, y lo guíe a un basurero detrás de un restaurante que casualmente (guiño guiño) le sobro barbacoa del día anterior y tuvieron que desecharla.
Comió rico ese perro sarnoso.