Termine de prender la pulsera de las sandalias, di unos cuantos pasos y gracias a Dios no pesaban nada y eran cómodas.
Busque una chaqueta, una roja a juego con las sandalias, esto es un cambio total, jamas me vi así frente un espejo, tome el perfume del armario, y sin dejar de mirarme al espejo, rocíe un poco en mi cuello. Lista... Y distinta. Seguía sin dejar de mirarme hice una mueca y cerré el armario.
Me senté en la cama y encendí la tele. Minutos después la puerta se abrió, no lo mire, seguí con mis ojos en la tele, estamos muy lejos, creo. Sera antena o cable?
No te pongas roja, no te pongas roja,no lo mires, no exist... Lo estas mirando.
El calor fue directamente a mis mejillas en un rojo carmesí, seguramente. El me daba la espalda mirando el armario, solo rn bóxer, trague duro, apague la tele y me levante rápido para caminar a la puerta.
Evita contacto visual, muy bien, solo no te caigas, Tranquila.
- ¿A donde vas? - por el tono de voz, sabía bien que me había puesto nerviosa.
- Te espero abajo. - dije cerrando la puerta, levante un poco mi vestido para caminar mejor. Jugaría mi brazo a que escuche su risa, aunque la cara de orto no se le va.
Me senté en el sillón, todo estaba muy callado, silencio.
El monumental... Ahno para. Hay un grillo.
Unos minutos después el sonido de zapatos en las escaleras llamo mi atención. Mire hacia atrás, pantalón negro, camisa blanca, saco negro, zapatos perfectamente lustrados, cabello desordenado y húmedo, acompañado con su arito, particularmente brillante.
Wow.
Podría decir... Atractivo, pero mejor no tener esos pensamientos.
Y cuando esta en paños menores menos que menos. Dios.
- Vamos... - dijo caminando hacia la puerta, me levante y lo seguí, manteniendo, o tratando de mantener una pose firme para caminar, semejantes tacos, son cómodos pero no me acostumbro al hecho de usarlos.
Caminamos hasta una camioneta blanca. Subimos y la puso en marcha, silencio nuevamente y de tanto pensar en nada me dio hambre.
Pensar en nada y que te de hambre, quiere decir alma de gorda.
Por partes pisaba mas el acelerador, tal vez llegamos en 20 minutos, manejó a lo rápido y furioso.
Kelesucede.
Maldije unas cuantas veces cuando pasaba algunos autos, como si nada, por cierto.
Un salón de fiesta fue lo primero que vi al bajarme, fotógrafos, gente elegante. Fernando me tomo por la cintura, y metió su mano en el bolsillo de su pantalón, se acercó a mi oído.
- Solo te pido que sonrías a las malditas cámaras y saludes con tu linda sonrisa, si? Así nos vamos mas rápido.
- Bueno - dije asintiendo. - Por que la fiesta? - ma anime a preguntar.
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Mi Vida A Su Lado. (Fernando Gago Y Vos)
RomanceTan solo tengo 17 años, el es un perfecto extraño, su nombre es Fernando Gago y tiene 29 años. ¿Que mas se de el? Nada. Lo conocí el día en que me case, el día que me obligaron a casarme. Mi vida a su lado...desde el 'acepto' es todo un misterio por...