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Fueron demαsıαdos αños vıvıendo bαjo sus mentırαs ч αunque rompıeron mı corαzón αún los sıgo αmαndo... Sé que no debo sentır nı sıquıerα unα pızcα de sentımıento hαcıα ellos, pero me crıαron ч me αmαron.
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Los ojos de Tina miraron con detenimiento a los azules de Lörien, quien no paraba de hacer preguntas una tras otra. Realmente quería saber la verdad, escucharla de la propia boca de su madre, pero ésta hacía que aquel dolor de incertidumbre se intensificara a cada segundo, ¿qué era peor? ¿La espera por la verdad o la mentira misma? ¿Dónde quedaron esas promesas de sus padres? ¿Dónde había quedado aquella familia sin secretos? Eran demasiadas preguntas para responder y aunque quisiera hablar, pareciera que alguien le había cortado la lengua.
—Hija... Cuando sepas la verdad... Espero que no te enojes, ¿sí?... Es muy duro para mi decírtelo— pidió Tina con nerviosismo. Lörien, levantó una ceja mientras asentía.
Aunque quisiera contarle todo lo sucedió en el pasado, aquello le costaba a la pobre Tina. ¿Cómo le diría a su hija adoptiva que no eran sus verdaderos padres y que la habían secuestrado de su familia biológica? Era muy duro a decir verdad. Especialmente para Tina, quien no tenía el apoyo de su esposo en ese momento ya que éste decidió ir a comercializar unos pescados fuera del pueblo junto a Bardo.
—Estoy aquí, esperando... Habla— volvió a decir la rubia, cruzándose de brazos.
—Bien... Hace muchos años, demasiados a decir verdad. Tu padre y yo éramos muy jóvenes... Nuestro matrimonio al principio fue hermoso, pero los dioses habían decidido secar mi vientre. No podía quedar embarazada. Intentamos muchas veces, pero jamás pude concebir un hijo propio— Lörien miró los ojos de su madre y pudo sentir su pesar; una mujer joven con el deseo de ser madre primeriza y su vientre seco como los crudos inviernos en el bosque —Un día, una noticia llegó al pueblo. Una mujer elfa había dado a luz a un bebé y una muy hermosa... Es muy difícil explicar esto—
—Sólo habla y no más mentiras— Tina suspiró pesadamente.
—Nosotros... Nosotros te secuestramos, pero te criamos y amamos como si fueras nuestra... Te ocultamos de toda la Tierra Media, de todo el peligro, incluso de tus padres y para hacerlo, recurrimos a distintos método; te bautizamos con otro nombre y...—
