CAPÍTULO 3

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Lαs vıejαs leчendαs se αlzαrάn, decı́αn

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Lαs vıejαs leчendαs se αlzαrάn, decı́αn... Bueno. Prepαrα tu αrco, αmαdo mı́o. Lα bαtαllα estά por empezαr.

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Una mañana sombría, muy común desde que Smaug arrebató todo a los enanos y por consiguiente a los humanos del pueblo, la feliz pareja se había levantado muy temprano aquella mañana. Era normal que estos dos lo hicieran ya que la rutina de trabajo era sagrada para ellos y más estando en la posición en la que estaban, debían llevar todos los días, el pan a la mesa para sus niños.

Mientras el castaño se colocaba sus botas y su abrigo, su esposa elfa se encontraba en la pequeña cocina, preparando el desayuno a los niños; si bien no era la mejor cocinera del mundo con lo que había aprendido en todos sus años de vida, lograba alimentar a su familia aunque casi siempre los niños y Bardo la ayudaban ya que no querían una cocina quemada o peor, la casa entera.

Dejó de divagar en su cabeza para seguir trabajando. Con cuidado, colocó el jarrón de té cerca del fuego, pero en eso unas pisadas llamaron su atención. Levanta su rostro y se encuentra con el barquero, quien salía de su cuarto ya preparado:
—¿Se puede saber a dónde irás?— la voz de Lörien retumbó en sus oídos, pero el castaño seguía perdido por la luz que emanaba la elfa. Desde el día que la vio bajar de la carreta junto a sus padres, aquella aura tan blanca, lo hipnotizó por completo.

La elfa lo miró con impaciencia. Esperaba una respuesta, pero Bardo aún seguía embelesado por su belleza. A veces se reía por aquello y más se avergonzaba. Realmente no le molestaba que lo hiciera, eso significaba que a pesar de ser una elfa y bruja, la amaba sin ningún prejuicio.

—Bien. Sigues molesto por lo que pasó, pero ni pienses que te pediré disculpas― anunció Lörien, mientras caminaba hacia la alacena para sacar la vajilla.

Si bien muy a lo lejos, parecido a un eco, podía escuchar lo que su amada le decía, Bardo aún seguía en su mundo internándose en la belleza que Lörien todavía poseía desde el primer día. Muchas veces se replanteó si había sido un impedimento amar a otra especie y más a alguien inmortal. Jamás quiso decirle a su esposa lo que sentía porque sabía que era un tema delicado para hablar. Hace unos años atrás se enteró de que era una elfa y pedirle, si era posible, renunciar a la eterna vida por él. Tal vez era muy egoísta deseando eso, pero realmente quería a Lörien a su lado y envejecer juntos hasta la muerte; un sentimiento demasiado lindo para alguien enamorado.

ℓα нιנα ∂є gαℓα∂яιєℓ  |Editando|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora