NO PIDO MÁS (relato celebración cumpleaños de Rachell) Por Lily Perozo. Parte 3

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—¡Vaya sorpresa que tiene ahí señor fiscal! —dijo emocionada al ver la prominente erección a través del pantalón celeste del pijama.

—No puedo despertar de otra manera si sigues durmiendo desnuda —alegó lanzándosele encima, para que no sólo apreciara como lo tenía, sino que también lo sintiera.

—Intenté ser normal, pero no logro conciliar el sueño cómodamente —dijo sonriendo y esforzándose por sacar las piernas del nudo de sábanas mientras él le ayudaba.

—No me molesta que duermas sin ropa, pero debes estar dispuesta a levantarte más temprano —le pidió terminando por liberarla de las estorbosas telas.

—O tal vez hasta que tus ganas por mí disminuyan —sonrió encarcelándolo entre sus piernas.

—Eso no pasará nunca, ni aunque tenga ochenta años —confesó acariciándole los muslos, sintiendo en las yemas de sus dedos como los poros de Rachell se despertaban y esa sensación aumentaban las pulsaciones en su pene.

—Tendrás que tener los estimulantes sexuales encima de la mesa de noche —se carcajeó.

Samuel la imitó en una clara burla y después congeló el gesto, mirándola seriamente y empezó a mover lentamente la pelvis de abajo hacia arriba.

—Probablemente tenga que recurrir a estimulantes sexuales, pero no te me salvarás —murmuró contra los labios de su mujer, que descaradamente le sacó la lengua y empezó recórrele con la punta los labios, delineándolos una y otra vez. Él mansamente se dejaba.

—No quiero salvarme, quiero morir en las garras de una pantera vieja —le dijo mirándolo a los ojos y sus caderas empezaron a incitarlo, mientras sus manos empezaron a bajarle el pantalón del pijama.

Samuel se incorporó para quitarse la prenda y aprovechó para lanzar las sábanas al suelo, dejando a Snow sepultado entre el montón de telas. El perro no hizo nada, tan sólo gimió bajito y se echó a dormir.

Sonriendo con pillería le abrió las piernas a su mujer y empezó a mordisquearle el monte de Venus, ella reía ante las cosquillas que Samuel creaba con su barba, pero también jadeaba ante la tortura placentera que le brindaba con sus dientes. A segundos se miraban a los ojos y seguían riendo.

Con la punta de la nariz Samuel inició una caricia en ascenso que interrumpía con cortos y húmedos besos que repartió con mucha paciencia por el vientre femenino, mientras ella jugaba a despeinarlo o le acariciaba la espalda, deshaciéndose en temblores que no podía contener y suspiros que no podía gobernar.

Los besos le mimaban cadaespacio de su torso; la respiración lenta y pesada de Samuel se estrellabacontra su piel, conduciéndola al mismísimo cielo, era suavidad y aspereza, esabarba de dos días arrastrándose por su cuerpo aumentaban el placer. 

NO PIDO MÁS (relato celebracion cumpleaños de Rachell) Por Lily Perozo. Parte 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora