ALEXANDRA

903 9 1
                                    

Una gran lluvia caía de manera torrencial sobre la ciudad de Cendre haciendo así que hasta el último ciudadano se hubiese resguardado en su hogar para evitar las pesadas enfermedades que contraerían si se quedaban en las calles. Sin embargo, para un joven era una tarde perfecta para hacer el escape de su vida; sus pisadas resonaban en los charcos ya formados en el techo de la biblioteca oficial de la ciudad. Una vez cerró tras de sí la puerta de la azotea se quitó el pasamontañas y lo arrojó lejos dejando al descubierto su cabellera negro azulada. Escuchaba pisadas, no tenía idea de que robar un libro de la sección prohibida de la biblioteca fuese algo de tremenda gravedad así que echó a correr sin mirar atrás pese a que escuchaba las pisadas de los dos oficiales que lo estaban persiguiendo. Aunque el objeto robado reposaba en la mochila era un libro bastante pesado, no solo porque era un poco grande sino también era la primera vez que Cylan hacía algo como aquello, nunca en su vida había robado, ni si quiera un chicle en las tiendas; dio un gran saltó al divisar la separación del edificio con el otro y cayó con elegancia al edificio contiguo de la biblioteca. Al voltear se dio cuenta de que sus perseguidores no cesaban los intentos de alcanzarle, quizá el libro en verdad era valioso, cuando vio que tenían la disposición de saltar para alcanzarlo siguió corriendo y así hasta llegar al final del edificio de gobierno, el edificio más alto de la ciudad.

El agua descendía por el cabello del muchacho cual lagrimas del cielo, quedó de espaldas al vacío del que ya no tenía salida, eran unos sesenta pisos y nadie sobreviviría esa caída. Cuando los dos perseguidores se abalanzaron sobre él, el muchacho su colocó bien la mochila y saltó hacia el vacío sin si quiera mirar, sentía como los vellos de la nuca se le erizaban cuando el aire gélido golpeaba su piel mientras caía, su vista estaba en los policías que lo miraban atónitos, hizo una seña militar desde la frente con los dedos y fracción de segundo después dio un tirón a la mochila desplegando unas alas hechas de nylon que detuvieron su caída, arrojó la mochila vacía en el callejón y salió disparado hacia un taxi.

Cuando el taxi se detuvo, el muchacho pagó y salió corriendo con el libro bajo la sudadera, era algo pesado y difícil de transportar a diferencia de cualquier otro libro que miró en la biblioteca.La lluvia según parecía había cesado en la ciudad pero en las lejanías se había vuelto una tormenta que al parecer se empeñaba en azotar la mansión de los Gallagher.

Cylan era un muchacho muy especial, no respetaba las reglas y pese a eso era alguien muy tranquilo, tenía unos hermosos ojos del color del mar, un cabello negro azulado, era alto, piel blanca y bien parecido.

Tenía planeando por varias semanas el robo a la biblioteca de Cendre. Sus tíos no sabrían que saldría así que tuvo que escalar por los balcones hasta llegar a su habitación. Una vez ahí se quitó la ropa mojada y se cambió, cuando estuvo por abrir el ansioso ejemplar robado un trueno se disparó de repente como una bala fría acompañado del grito de una niña, cerró el libro de golpe y corrió por el pasillo alfombrado de color rojo.

El muchacho puso su mano casi congelada por el frio en el picaporte de una puerta

- ¿Qué ocurre Mabel, está todo bien? - Preguntó intranquilo.

- Hola, no ha sido nada solo que... -.

La niña se cubrió la cara con vergüenza, el muchacho se sentó en la cama y le dio un fuerte abrazo.

- Si te dan miedo los truenos y los relámpagos, solo tienes que decirlo ¿De acuerdo? -. Exclamó el muchacho divertido.

La niñita asintió y lo abrazó con ternura.

- Te quiero Cy-.

El joven sonrió, no le molestaba regalarle de su tiempo a la pequeña, Mabel era la única hermana de Cylan, y él la amaba, no solo por ser su familia, sino porque apenas a sus escasos cinco años,ella comprendía bien la vida de su hermano.

El Bazar de cuentos presenta:Cuentos contados por cuentistas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora