Querido Jhon:
¿Recuerdas aquella noche? Fue uno de los peores momentos de mi vida..
El día anterior había cumplido tres meses de embarazo.
Recuerdo que estábamos acostados en el sofá, frente a la estufa, mirando una película de comedia. Sólo nos reiamos sin parar mientras pensábamos nombres para el o la bebé.
A ti te gustaban los nombres "Camila" y "Francisco" mientras que a mi me gustaban los nombres "Amelia" y "Santiago".
Recuerdo cómo un dolor espantoso invadió mi sistema mientras discutíamos que nombre sería mejor, tú te preocupaste y yo igual, corrimos al hospital central y ahí nos dieron la peor noticia que podríamos escuchar.. El bebé había muerto, al perecer el cordón umbilical se había enredado en su cuello y lo había asfixiado.Te caíste de rodillas al suelo con lágrimas en los ojos llorando por la pérdida del bebé, y yo, con un nudo gigante en la garganta me desmaye, supongo que la noticia era demasiado para mi, eso y que el pequeño cuerpo sin vida de nuestro hijo aún se encontraba en mi vientre.
Desperté dos días después, teniendo la esperanza de que tú estarías a mi lado para que nos levantaramos juntos y superaramos su muerte, pero no fue así.
Tú no estabas a mi lado, ni ahí ni en ningún otro lugar, ni siquiera habías estado a mi lado cuando los médicos decidieron operarme para retirar al bebé de dentro de mí.
No te importó si yo vivía o no.
Estuve internada por dos semanas en las cuáles sólo una compañera de trabajo fue a visitarme. ¿Qué triste es eso no? Imagina estar en tu peor momento y que sólo una chica a la que apenas conoces sea la única que se moleste en ver si sigues respirando.
Cuándo me dieron el alta lo primero que hice fue buscarte, debo admitir que estaba muy enfadada pero pensaba que lo más probable fuera que tú estarías igual de devastado que yo y por lo que noté tenía razón.
Te encontré en el sofá borracho, estabas horrible, tenías unas ojeras espantosas y estabas llorando.
Cuando me viste te levantaste e intentaste acercarte pero caíste inconsciente.
Te cuide hasta que despertaste.
Me acuerdo de tu cara de odio al verme. Me gritaste muchas cosas que preferiría olvidar y me culpaste de la muerte de nuestro hijo.¿Cómo podría yo ser la culpable de algo así? Pasé muchos años pensando en eso y culpandome. Me sentía una asesina pero luego de un tiempo me di cuenta de que no era así. Nadie controla el destino, ni decide quien vive o muere, pero claro, eso tú no lo pensaste.
Aún así te quise porque sabía que simplemente estabas lastimado por la muerte del pequeño.
Seguí intentando hablarte. Me arrastre, cómo lo estoy haciendo ahora..Pasaron meses y tú seguias lastimandome con tus palabras cuando querías.
Un día me cansé de eso y decidí marcharme de aquella ciudad, París ya no me parecía hermosa, al contrario, cada lugar me traía un mal recuerdo.Fui a la parada de trenes dónde tu ibas a emborracharte, pero no a verte cómo hacia a diario sino a marcharme.
Me subí a mi tren y te miré desde mi ventanilla esperando que me pidieras para quedarme.
Tú me miraste, te levantaste y luego de hacer una mueca de desprecio en mi dirección te fuiste. Sólo quería que me dijieras algo, que me dijieras que me querías pero no fue así.¿Recuerdas algo de ésto? ¿Algo de toda nuestra historia o morirá conmigo?
Sabes, siempre pensé que cuando me enamorará sería fabuloso, sentiría fuegos de artificios en mi estómago y cuándo lo besara sentiría que ya nadie además de nosotros existía pero no es así.
Al contrario.. Estoy acostada en una cama a punto de morir mientras le escribo al hombre que más amé en mi vida, alguien que ni siquiera se molestó en responderme.
Dime.. ¿Cómo debería sentirme? ¿Qué debo pensar o suponer? ¿Por qué sigo queriendote?Una vez escuché que las aves cuando se alejan volando dejan una pluma para que las personas recuerden que estuvo en ese lugar, espero que estas cartas sean mis plumas y tú me recuerdes al leerlas.
Eternamente tuya: Charlotte Brown.