Chapter 5: Fly me to the moon

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Advertencias: Mis faltas de ortografía, pero bueno ya se habrán acostumbrado n_n

Al fic!

-Capitulo 5 –

Los personajes en cuestión se habían levantado temprano para hacer las compras, Alfred necesitaba ropa y demás cosas, y Arthur necesitaba comprar alimentos y buscar un colegio para el americano.

-Toma, póntelo –dijo el británico entregándole las ropas que tenia ayer el menor que había lavado temprano para que se secaran, consiguió unos zapatitos que le quedaran para que no fuera descalzo. Alfred los tomo y corrió a la habitación del mayor a cambiarse. – ¡Apúrate, no quiero llegar tarde peque! –grito para que lo escuchara.

A los pocos minutos llego nuevamente el niño ya cambiado y listo para irse.

Arthur llevaba puesto una camisa blanca con unos jeans verdes oscuros que resaltaban su piel blanca y un abrigo gris claro, con unos zapatos negros. Tomo su cartera y las llaves, con su mano libre agarro la mano del pequeño y salieron de la casa.

Llegaron hasta un centro comercial y entraron; apenas el menor vio las jugueterías y locales de comida comenzó a arrastrar al inglés por todos lados, haciendo que tropiece con cuanta gente se interpusiera en su camino.

Arthur compro un montón de ropa, para el invierno, el verano, primavera, otoño, el Apocalipsis, navidad, para cuando scones malvados dominaran el mundo, la Tercera Guerra Mundial, invasión zombie, visitar a la tía Mercedes, en fin… Mucha ropa para su pequeño. Todo esto bajo la atenta mirada de mujeres que se derretían ante la escena y alguna que otra lanzaba miradas sugerentes al británico de las cuales Alfred se percato y las observaba con odio, abrazándose mas al cuello de SU Arthur.

Se hicieron la una de la tarde y mientras al niño le probaban unas zapatillas se escucho un rugido que dejaría en ridículo al de un león, el mayor abrió los ojos como platos y miro a Alfred que sostenía su pancita con ambas manos y sus mejillas se tornaban rojas, este le devolvió la mirada apenado.

-Vamos a comer Al –dijo el mayor pagando las zapatillas y tomando la bolsa en una mano, con la otra sostuvo la de Alfred guiándolo hasta un local de comida.

Llegaron al mostrador y al menor se le iluminaron los ojos al observar la foto de una hamburguesa completa, coro de ángeles aparecieron y una luz también.

-¿Qué quieres comer, little boy? –pregunto, giro su rostro para mirar al niño que observaba con agua en la boca aquel alimento sagrado para él. –Bueno, te comprare de esas –dijo sonriendo y volviendo a mirar a la chica que atendía sonriente.

Arthur compro las cosas y con la bandeja en mano y el niño en la otra junto con las bolsas comenzaron a buscar una mesa. Después de quince minutos buscando lograron conmover a una pareja con una pequeña "actuación" de Alfred para que les dejara la mesa.

El americano comenzó a comer su hamburguesa feliz de la vida y el mayor lentamente comía unas papitas de su almuerzo.

-¡CEJAAAS! –se escucho a espaldas de ellos. Arthur giro su rostro para encontrarse con un sonriente español que lo saludaba con la mano tratando de llamar su atención.

-Bloody hell –susurro el británico para si mismo, no podía ser que le pasara esto a él –Maldito Antonio –pensó.

-¿Qué haces por aquí cejas? ¿Te decidiste salir de tu batí cueva, eh? –bromeo el castaño acercándose hasta la mesa en donde se entraba el par, sonriendo como siempre.

-¿Qué quieres? –se limito a contestar tratando de sonar lo menos grosero posible.

-Yo solo vine a….Aaww ¡Que monada! ¿Quién es este cacheton? –dijo emocionado el español estirando las mejillas el niño que lo miraba atónito.

La Música, Mi Voz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora