Chapter 3: Esta es tu casa ahora

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Advertencias: Mis errores ortográficos, lo se, son muchos… no me maten TT-TT y puede que el capitulo sea aburrido, pero es solo para presentar la casa de nuestro británico

¡Corre película!

-Capitulo 3 –

Finalmente llegaron a casa y Arthur estaba muy cansado, nunca pensó que llevar a Alfred hasta su hogar sería una misión imposible. El niño se removía de sus brazos a cada minuto que pasaba por una juguetería, mas tarde le compraría un peluche o algo por el estilo. Intentó llevarlo de la mano, pero el pequeño lo arrastraba por todos lados y además, tenía miedo de que se lastimara ya que estaba descalzo; no tuvo opción, lo tendría que cargar todo el camino a su casa.

Bajó al pequeño una vez habrían entrado, descolgó su bolso de su hombro y lo apoyó sobre una mesita que tenía al lado de la entrada, aún sosteniendo la mano de Alfred para que no empezara a correr y se lastime con algo.

-Bien Al.- Dijo soltando la mano del niño y esperando a que hiciera algo –Esta será tu nueva casa, ¿si peque?- El mayor esbozó una sonrisa ante lo dicho y miro a su alrededor orgulloso de ella. Bajó su vista al pequeño y vio como este lo miraba de una manera que parecía que sus ojos lucían más grandes, como si fuera posible.

Alfred miró todo en la sala, observó el gran sillón en el centro de ella de color azul y los bordes en caoba oscura, y los dos pequeños sillones del mismo tono y forma pero individuales enfrentados al otro, separados por una mesa de café ovalada de vidrio transparente; las paredes de color crema con detalles en blanco, con algunos cuadros y pinturas que parecían bastante antiguos; una chimenea con la superficie de mármol blanco, y sobre él, portarretratos de Arthur en una playa y otro con un perro color blanco con manchas marrones que parecía estar disfrutando del sol en un prado verde como los ojos de su dueño.

-Se llamaba Jack, era mi mejor amigo.- Dijo el inglés en un suspiro pero aún así sin perder el color en su voz.

El pequeño sonrió ante el nombre, parecía gustarle.

A los costados de la chimenea se encontraban grandes librerías repletas de libros antiguos, eran sumamente grandes, y gruesos, algunos con tapas de cuero y otros recubiertos con firmes tapas duras.

Arthur le toma nuevamente la mano y lo guió hasta la cocina para que la conociera. Era bastante espaciosa, en las paredes con azulejos blancos y negros reposaban, colgados, varios elementos de cocina que simplemente eran de decoración. El suelo de mosaico de color negro con diseños en gris y blanco, brillaba con el resplandor del sol que entraba por las grandes ventanas que eran decoradas por cortinas de seda blancas; las mesadas eran de madera color miel y mármol color negro, un fregadero empotrado en una de ellas y esparcidos por otros lados se encontraban una maquina de hacer café, una procesadora y una tostadora. En el centro una mesa rectangular no muy grande, suficiente para que entren cuatro personas, y en el medio de esta, una cesta para colocar panes y otros alimentos para acompañar las comidas. A su alrededor se encontraban cuatro sillas de madera de caoba del mismo color que las mesadas con un pequeño almohadón en ellas.

Alfred soltó la mano de Arthur, corrió a subirse a una silla y tomar una galleta de la cesta. El inglés rió ante esto, miro con ternura como tomaba la galleta en sus pequeñas manitos.

-Vamos, ven… Tengo que terminar de mostrarte todo el lugar, luego comeremos.- Dijo éste al pequeño que se bajaba de la silla y volvía a tomar su mano, aun con la galleta en la otra. –Buen niño- Susurró despeinando con su mano los dorados cabellos del menor.

Llegó a un corredor donde había una hermosa escalera de mármol color crema, la arquitectura francesa siempre le gustó aunque no lo admitiera, más aún si era del siglo diecinueve. Subieron por ella y ante los ojos de color cielo se exponía, glorioso, un piano de media cola, que estaba centrado en medio del segundo piso rodeado de las demás habitaciones que poco le importaban ahora; sus ojos se abrieron como platos y su boca también ligeramente.

La Música, Mi Voz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora