Yo me quedé helada, sin saber que hacer. Tenía a un chico enfrente de mi, mirándome serio, y diciéndome sin una pisca de burla en su voz que prometía hacerme daño.
¿Que se supone que debía hacer en ese momento?, ¿que se supone que debía decir?, ¿gracias?
- Prometo que aunque no lo quiera, siempre habrá algo que te hiera. Algo relacionado conmigo.- siguió él al ver que yo no reaccionaba.- simplemente... prometo hacerte daño.- repitió.
- ¿A que te refieres con eso?- pregunté mirándolo aún atónita.
- A que sufrirás a mi lado, Samantha. -dijo él. - no importa lo que haga por ocultarnos, Marcus siempre sabrá en donde estamos, pero le gustan los retos, y no sólo irá por nosotros. Hará que nosotros vallamos hacia él.
- ¿Quieres decir que no estoy segura al ir contigo a... no se donde?- pregunté desesperandome un poco. Había dejado a Javier para siempre sólo por reacer mi vida con él.
Él asintió con pesar.
- Pero estas más segura conmigo que estando sola.- dijo él volviendo la mirada al piso.
- De acuerdo.- respondí después de pensarlo un poco. Yo me había confundido, pero no diría nada más. - ¿cuál es tu plan?- pregunté para cambiar de tema, porque eso de prometer cosas ya me estaba poniendo mucho más nerviosa.
- Cuando era pequeño, en vacaciones, íbamos a una casa de verano en Yucatan. Ha estado abandonada desde que mi madre...- dejó la frase en el aire, lo que me hizo pensar que su madre ya no estaba. Que había muerto.
- Lo... lamento.- dije con voz de pesar. De verdad lo sentía. Ademas de soportar a un padre como Marcus, debía hacerlo completamente solo.
- Podemos ir allí.- siguió él como si yo no hubiese hablado.- a Marcus no le gusta ir porque le recuerda a ella.
- Yucatan. - susurré. Nunca había ido allí. - Dejaremos México para ir a Yucatan.
- Si. - dijo él sin parar de caminar. - Merida, para ser exactos.
- Jamás he ido allí. - dije imaginando cómo sería.
Me encantaba la historia, y en Yucatan estaba la pirámide de Chichén Itza. Algo bueno saldría de todo aquello.
- Entonces me encargaré de que lo veas todo. - dijo con una pícara sonrisa.
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El viejae fue cansado.
Después de tener esa extraña conversación con Max sobre promesas y personas heridas, él comenzó a caminar conmigo detrás, en dirección al aeropuerto.
Cuando llegamos allí no puedo negar que tenía miedo, porque el papá de Max era Marcus, y posiblemente lo estaban buscando, pero a Max no le importó. Fue directo a la ventanilla a pedir nuestros boletos con pasaporte en mano.
Estuvimos aproximadamente una hora y medie sentados en el avión antes de llegar a Yucatan. No fue tan tardado cómo esperaba.
Y después de eso, estuvimos rondando por las calles un par de horas, hasta llegar a un pequeño parque.
- ¿Seguro que sabes en donde estamos? - le pregunté a Max detrás de él e hice que se volviera a verme.
- Si. -respondió seguro.
- ¿Y sabes a donde vamos? - me coloqué a su lado para poder observar todo desde donde estaba.
- Si. -repitió pero esa vez con un poco de duda en su voz. Y comenzó a caminar hacia adelante.
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Prometo hacerte daño.
Ngẫu nhiênSamantha es una chica con una muy buena posición económica y un grandioso mejor amigo. Su vida es simple y monótona, pero la llegada de Max hace que tenga cambios radicales. ¿Cómo es posible amar al mismo chico que arruinó tu vida? ¿Cómo es posible...