Capítulo 1.

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Salí de la ducha y puse a todo volumen la canción de Chandelier para arreglarme.

Era mi cumpleaños, al fin 18 y Javier no tardaría en pasar por mi para celebrarlo.

Iríamos a un bar o algún club porque al fin era alguien más en la sociedad y debíamos disfrutarlo con algo de alcohol, aunque sinceramente no me gustaba mucho su sabor pero al menos un vaso me tomaría.

Me puse un vestido que había comprado especialmente para esa ocasión. Era un tanto corto, pegado y color negro con algunos detalles plateados, pero era brillante, con lentejuelas en todas parte y unos tacones también negros. No me maquillé tanto, porque sabía que si lo hacía mi piel se afectaría en el futuro, pero eso no evitaba que al menos me pusiera un poco de labial escarlata y rimel en los ojos.

Alguien tocó a la puerta de entrada y escuché como Lucía, la ama de llaves/mi nana/cocinera/mi hermana, la abrió.

Yo continúe secando mi cabello y dejándolo suelto.

-¿Puedo pasar?- preguntó la voz de Javier tras la puerta.

- Claro.- dejé la secadora sobre mi tocador.

Javier abrió la puerta y entró, yo pude verlo por el espejo.

- ¿Donde está la hermosa cumpleañera? -preguntó acercándose a mi con los brazos extendidos.

- Javi, que bueno que llegaste.- le dí un fuente abrazo.

- ¿Creías que no vendría?- preguntó poniendo una mano sobre su pecho y fingiendo una cara de ofensa.

- Por supuesto que sabía que vendrías, pero pensaba que se te olvidaría y llegarías muy tarde.- dije sentandome en el borde de mi cama.

- Sería inaudito que se me olvidara. - él se sentó a mi lado.- he pasado prácticamente toda mi vida a tu lado, ¿como se me podría olvidar?- preguntó.

- ¿Seguro que no tiene nada que ver con los mensajes que te he enviado durante un mes recordándote éste día?- lo miré.

- Bueno, es cierto que ayudaron un poco.- y rió, yo también lo hice.- mira lo que tengo.- sacó su mano de detrás de él, la cual sostenía una bolsa de regalo y me la tendió.

Yo la miré sonriente. Él siempre acertaba con los regalos, sabía lo que necesitaba sin que yo se lo dijera, y era maravilloso.

- ¿Que esperas para abrirlo, Sami?

Yo hice caso de su comentaría y abrí el regalo. Dentro había un bolso plateado de mano, perfecto para esa misma noche.

- Oh, Dios mío. - dije sin ocultar la sorpresa que me invadía. Era hermoso, y no sólo eso, era el que había pedido durante meses.- ¿Cómo lo supiste?- pregunté aún así volviendo a abrazarlo.

- Te conozco.- respondió éste.

- Es hermoso.- dije apartándome.- lo ocuparé hoy mismo.

Coloqué lo indispensable dentro de el. Mi celular, dinero, las llaves de mi casa, y el labial que me había puesto para retocar el maquillaje.

-¿Nos vamos?- me preguntó él desde la puerta.

Yo asentí y lo seguí. Bajamos al primer piso de mi casa donde mi padre estaba sentado en un sofá leyendo un gran libro, Javier tomó una manzana que se encontraba en la mesa de centro de la sala.

- Ya me voy, papá.- le dije acercándome a él para darle un beso en la mejilla.

- Te vas con mucho cuidado, Samantha.- dijo abrazandome.

Prometo hacerte daño.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora