Capitulo 6

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No puedo respirar. Mis oídos pitan, mis manos tiemblan, mi tráquea parece haberse cerrado por completo y lucho por llevar el aire a mis pulmones. El jadeo proveniente de mis labios reverbera en la acústica de la enorme biblioteca en la que me encuentro. No logro entender nada.

Mis extremidades pesan, mis brazos se han entumecido y el frio recorre cada centímetro de mi espina dorsal. Bailo en el limbo de la semiinconsciencia y lucho por mantenerme a flote.

De pronto todo se vuelve claro.

Soy vagamente consiente del lugar en el que me encuentro. Sin embargo no entiendo la razón o el motivo por el cual estoy aquí. No me hacen falta más de diez segundos para notar que estoy en otra de mis pesadillas, esas pesadillas que de alguna forma son reales. Esas pesadillas que juegan con mi mente pero que en realidad ocurren; Lo cual de alguna forma me tranquiliza, pero a la vez me mantiene alerta.

Me pongo de pie y doy unos cuantos pasos por el lugar, mis pisadas retumban en el frio piso, pero trato de ignorarlo.

Sigo caminando por el inmenso lugar hasta que veo unas pequeñas escaleras que llevan a una mesa alta. Me tomo mi tiempo al subir. Todo mi cuerpo zumba con miedo y ansiedad, pero me obligo a continuar. Una vez arriba, me detengo justo ahí. Sobre la mesa descansan un montón de libros y hojas sueltas. Tomo una entre mis manos y noto que son fotografías de personas, en su mayoría comunes. Adolescentes, adultos y niños de no más de 10 años.

Detrás de cada una de las fotografías hay diferentes nombres, pero reconozco dos de ellos. ''Louisa y Agares''. Un escalofrió me recorre la espina dorsal de solo pensar que ellos estuvieron aquí.

Entonces caigo.

Este lugar les pertenece, las personas de las imágenes son víctimas, así como una vez lo fui yo. Este pacífico y sereno lugar lo utilizan para guardar todos sus objetos preciados y planificar sus ataques. Los latidos de mi corazón se aceleran considerablemente, pero no me atrevo a moverme. Una parte de mí, desea encontrar la forma de salir de aquí lo más rápido posible antes de que alguien me encuentre. Pero la otra, esa parte terca, estúpida, curiosa y poco razonable me dice que tengo que quedarme para averiguar un poco más.

Lamentablemente, esta última gana.

Trato de ver un poco más las fotografías de las víctimas y veo a una chica de cabello rosado y ojos oscuros. Un niño de piel morena y cabello rizado. Un joven de tez trigueña con unos grandes ojos verdes. Y un par de fotos más que son cubiertas por una enorme línea roja. Entonces me detengo. Me siento aturdida, culpable y un tanto curiosa. Quiero saber que sucede y por qué resaltan a estas últimas personas con una línea, pero el solo hecho de pensar que ya fueron asesinadas me enferma y me da ganas de llorar. Pero no más, no ahora. La insidiosa sensación del pánico se arraiga en mis huesos y mi pecho se contrae con fuerza.

El horror se asienta en mi estómago con tanta violencia, que apenas puedo mantenerme de pie. No sé cuánto tiempo ha pasado, pero mi mirada sigue clavada en la enorme mesa.

Muevo la vista hacia otra dirección cuando noto que mi mano reposa sobre un gran libro negro. Unas letras plateadas adornan la frase ''Δαίμονες Σημειώσεις'' y aunque no sé qué significa, paso a la primera página. Mi curiosidad aumenta al notar que las páginas están escritas por pequeñas notas con una perfecta letra cursiva y una tinta bastante fuerte. Y por la fecha, sé que fueron escritas hace exactamente 4 años.

Querida Alexa:

Hace unos días entre en tus sueños por primera vez. Cuando te vi, creí que sería fácil atraparte, después de todo, eres solo un humano más. Pero tú me recibiste bien, eres como una niña pequeña ¿Sabes? Tu manera tan alegre de vivir, tu voz tan cálida y femenina.

Gray eyes - Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora