Tiempo.

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Dedicado a TeddyBearMoony 

Agosto 17 de 1875

Narra undertaker.

Ya pasaron 7 años, Mariam cada día parece más una pequeña noble, la crie de una manera que no pudiera encariñarse conmigo he sido muy estricto y frío, desdé que comenzó a hablar me he dedicado a enseñarle a leer y a escribir, para su edad es muy duro, ya que ella debería estar jugando como cualquier niño de siete años, algunas veces llora y me pregunta porque no soy divertido con ella, como lo soy con mis clientes.

Esa tarde tenía asuntos que atender y no podía irme ya que a Mariam se le había ocurrido hacer su juego de escondidas, lo malo es que es tan pequeña que puede esconderse en cualquier rincón y era muy difícil encontrarla en algunas ocasiones, esta vez sabia donde se encontraba.

-Mariam, sal de dónde estés, es hora de cerrar y voy a salir~. -La pequeña se encontraba dentro de uno de los ataúdes.

-hi hi hi~encuentrame loquito. -

-Mariam, sal por favor~. -Esa había sido su primera palabra cuando apenas había cumplió un año y medio, fue gracias a un cliente que me había llamado loco una sola vez, fue más que suficiente para qué Mariam la aprendiera y se refiriera a mí como "loquito".

-No quiero, siempre eres así de serio conmigo. -

Mariam abrió de repente el ataúd, quedando al descubierto, la tomé de un pie y la llevé hacía su habitación como si de un costal se tratara

-Hoy tengo que salir nuevamente, si tocan la puerta mientras no éste, no abras~. -

- ¿A dónde vas loquito?, otra vez te iras toda la noche. -

-Sabes que tengo otras cosas que atender, si te da hambre, toda la comida está en la mesa tapada con una manta, come lo que quieras, después te vas a lavar y te acuestas a dormir~. -Estas indicaciones se las daba mucho últimamente, ya que tenia asuntos en la mansión de los phamtonhive.

Narra la autora.

Mariam se había quedado completamente sola, el sepulturero había generado ese habito de no convivir mucho con ella, siempre estaba sola y su único consuelo era leer libros de Anatomía y medicina que tenia guardados el sepulturero, quería preguntar muchas cosas que no entendía pero era difícil tener conversaciones con él, para tener 6 años, percibía y aprendía muchas cosas, incluso habían llegado a decirle que tenía un vocabulario aunque dudaban que el sepulturero tuviera tantos conocimientos en gramática, ya que en algunas notas que entregaba llevaba varias faltas de ortografía.

El resto del día Mariam se quedó dormida esperando por el sepulturero, al cabo de un rato este último regreso a la tienda con otros cuerpos, esperaba que ella estuviera dormida para que no lo viera atender a sus clientes, era raro tener a lado a una niña viendo como limpiaba los cuerpos, se sorprendía algunas veces que no tuviera miedo de esas prácticas que el llevaba a cabo.

abrió la puerta y se encontraba metida en un ataúd, lo sabía porque siempre se dormía ahí y dejaba una mano de fuera, se acercó a ella y la miro detenidamente, esta sería la última noche que ella dormiría ahí.

A la mañana siguiente Mariam despertó primero que el sepulturero brincaba y corría por todos hasta que escucho unos toques en la puerta Mariam se acercó y escucho una voz.

-Buenos días

-Buenos días -dijo Mariam con una voz suave e infantil.

-Tu eres Mariam verdad, podrías abrir la puerta, soy el Conde Phamtonhive y tengo un asunto con el dueño de esta tienda.

Mariam pensó en abrir ya que la persona que estaba afuera le parecía amable, pero no quería que el sepulturero se enojara con ella, ya que sería ir en contra de todas las reglas que le había dicho últimamente.

Mariam retrocedió un poco y choco con algo, o más bien alguien, el sepulturero se había levantado y seguía un poco aletargado ya que su cabello estaba revuelto y dejaba ver un poco su rostro, esa era otra cosa más que le molestaba a ella, nunca la dejaba ver su rostro y tenía mucha curiosidad.

-Eres buena niña Mariam, ve a sentarte, hoy tengo que hablar contigo y la persona que está afuera~. -el sepulturero se acomodó el cabello y giro la perilla, no pensaba que el conde llegaría tan temprano.

-Buenos días Conde, lo esperaba a medio día~. -dijo con una sonrisa de oreja a oreja mirando al hombre con cabellos azul oscuro y con unos ojos de color amarillento.

-Tenía curiosidad de conocer a mi nueva hija, he escuchado por ahí que es muy hermosa. -dijo el conde, buscando con la mirada a la niña. El sepulturero rió a lo bajo y llamó nuevamente a la pequeña.

Mariam con 7 años

Mariam con 7 años

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