Más Trabajo.

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Abril de 1868.

Era una noche fría en las calles de Londres, una vieja señora caminaba apresurada con un pequeño bulto en sus brazos a lo que ella llamaba "encargo", debía llegar pronto a la casa de un conocido que tenía su amo.

La señora tenía el trabajo de entregar el "encargo" sin complicación alguna.

La pobre señora seguía caminando, el frio la estaba matando y todavía no podía encontrar el lugar, temía que le pasara algo a su pequeño "encargo", después de encontrar ese lugar, no le importaba morir, al fin y al cabo, quedaría con la satisfacción de haber hecho el último deseo de sus amos.

Cuando ya no podía más, pudo visualizar a lo lejos la tienda, estaba completamente feliz, había llegado al lugar indicado, sin más, se acercó y toco lo más fuerte que pudo.

Adentro se encontraba un sepulturero trabajando muy felizmente y entretenido con uno de sus clientes, cuando de repente unos toques muy intensos interrumpieron su trabajo

-vaya vaya, ¿quién será a esta hora?, espero y sea otro cliente más~hi hi~. -El sepulturero caminó hacia la puerta, los golpes eran cada vez más intensos.

-Ya voy, ya voy, que insistencia~. -el sepulturero abrió la puerta, se sorprendió al ver una vieja señora, pero lo que llamo su atención era lo que llevaba en los brazos.

- ¿Usted es "undertaker" verdad? -preguntó la señora, la apariencia del sujeto le intrigaba un poco

-Está escrito en letras grandes aquí arriba, así que si soy yo~hi hi hi~. -

-Entonces usted conoce a los señores de la Mansión que está hacia el Oeste, verdad. -solo podía usar la ubicación, el nombre y apellido de sus amos estaba prohibido volver a mencionarlos.

-Claro que los conozco, que ha pasado con ellos~. -Undertaker los conocía perfectamente, el dueño mansión era un cliente habitual de él, ahora con más razón, escucharía a la vieja señora.

-No puedo perder el tiempo contándole lo que sucedió, el señor dijo que usted se enteraría mañana mismo.

-Entonces, ¿quiere un ataúd? ~. Undertaker entrelazó sus manos, mientras ponía una sonrisa de oreja a oreja.

- ¡No!, vengo a dejarle esto. -La señora extendió sus brazos y destapo el pequeño "encargo" mostrándoselo al sepulturero.

- ¿Un bebé? ¿ésta muerto? ¿quiere un ataúd para el bebé? -

-No está muerto, el amo dijo que usted podría encargarse de esta pequeña, es su hija. -

Lo último dicho sorprendió al sepulturero, de verdad que no estaba enterado de eso, no sabía qué ese hombre había tenido una hija y más que nada, porque se la encargaría a él, ya que solo era un simple hombre encargado de los muertos y estaba seguro que existían muchas personas más capaces de hacerlo.

- ¿Usted cree que este lugar es bueno para que una niña de cuna noble se crie? -dijo seriamente con un tono de voz más masculino, si aceptaba criar a esa bebé, Interferiría en sus planes.

-Pensé lo mismo cuando el señor me dio la orden de traérsela y lo comprobé al ver el lugar, no se ofenda. -dijo apenada, mientras que el fruncía las cejas.

La señora volvió a extenderle a la bebé, esperando que el sepulturero la recibiera, el seguía dudando, pero no pudo más y sin pensarlo la tomo en sus brazos.

- ¿Ya tiene un nombré? -

-Si, pero una cosa, no podrá mantener su apellido, usted tendrá que darle uno, ya será su decisión como quiera que la niña lo vea, como un padre o un simple tutor, ella no debe enterarse nunca quienes son sus progenitores, la pondría en peligro, entienda, el señor tiene muchos enemigos a pesar de haber sido un buen hombre y por eso oculto el nacimiento de su hija. -decía la señora, mientras que undertaker escuchaba atentamente.

-Entiendo. -contestó el sepulturero.

-La pequeña se llama Mariam, nació el 13 de marzo, cuídela por favor. -

Undertaker dio otra mirada a la pequeña dando un suspiro, movió la cabeza aprobando la situación.

La señora se despidió y sin más se perdió entre la oscuridad, ahora el sepulturero tendría más que sólo atender a sus clientes.    

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