¡Llegue tarde!. Me paré en la puerta del inmenso salón. Pensé.
-Solo tengo que saludar y entrar, que tan difícil es hacer eso.
-¡Buenos días profesor!, ¿Puedo pasar?. -Exclamé tímidamente.
-¡Pase!.-Dijo el profesor.
-¡Valla!, ¿Y ahora dónde me siento?.-Pensé. Comencé a mirar todo el salón, esquina a esquina como un radar humano. Ví una carpeta vacía, el salón de clase me parecía un estadio de fútbol, caminé hacia ella con cierto temor a no tropezar con alguien o algo y ocasionar el roche de mi vida. Llegué y me senté. Mi primer día de clases. No conocer a nadie me hacía sentir en cautiverio ¿Por qué? No sé, pero así me sentía.Antes de salir de casa había rezado a Díos con tanto fervor que creo que lo he aturdido. El profesor empezó la clase. La historia, mi curso predilecto. Repasar los momentos más importantes de la vida del hombre a través de los siglos me fascina. Tal vez porque dentro de mi sabía que algún día pasaría algo importante en mi corta existencia, que recordaría a través de los días, meses e incluso años. Pero, en mi corta experiencia nunca me a pasado algo que me ponga como un orate, que me ponga a pensar más que un libro de matemáticas o que simplemente me haga que mi mente divage, ¡tan inmenso que me haga olvidar de todo, sí, de todo!.
- Pero bueno, me senté en una carpeta.
Aún recuerdo las veces en que era el poeta del aula, la clave principal por la cual mis amigos tenían novia. Recuerdo a Sam, quién una mañana vino a mi con una emoción indescriptible. La chica que le gustaba había aceptado salir con él, contra todo pronóstico. Me comentó, que era una chica muy linda, le gustaba el perfume de rosas y que la enamoren con versos. Recuerdo que él a las justas pasaba la clase de lenguaje, ya que era muy malo redactando pero muy bueno para hablar. Así que quise intentar algo nuevo, ya no escribirle los versos por ellos, esta vez quise que él saque toda esa inspiración de poeta loco y enamorado, que piense en ella y que hasta el mínimo detalle que ella posea sea motivo de un verso de amor, ¡Fracase!. Así que intenté otra estrategia, ya que como Sam era malo redactando, pero muy bueno hablando, yo escribí las lineas por él y él lo ensayaba para decírselo, fue sorprendente. Ese enano (porque media creo yo 1.55 m), se aprendió todo el poema, lo recitó cual mensaje a la Nación y al cabo de un tiempo Sam y Pamela se hicieron enamorados. Lástima, todo acabó cuando ella se tuvo que regresar a Lima con su familia.
***********************************************************************************************
Hola, si te esta gustando mi historia puedes comentar, si crees que he cometido algunos errores puedes decírmelo, cualquier crítica constructiva para mi texto será bienvenida. Gracias :D
***************************************************************************************
ESTÁS LEYENDO
Tus Ojos, Mis Versos, Mi Amor en Silencio
RomanceEnrique, de 16 años. No es el típico galán de una novela, la belleza es algo que Díos le dió a a medías. Es muy inteligente, capaz de aprobar todos sus exámenes sin estudiar, cosa que podría hacer, pero no se confía. Todo empieza aquella tarde, en u...