Me desperté con los rayos de luz en mis ojos. Cuando intenté moverme, unos fuentes brazos me lo impedían, y fue justo allí cuando recordé que había dormido con Sergi.
Rápidamente me dí vuelta para contemplar su belleza pero falle en mi intento ya que se despertó.-Buen día, princesa.-Me dijo con un tono adormilado.
-Hola, príncipe.-Me sonrió una vez que dije estas palabras. Su sonrisa era iluminadora, incluso más que los rayos de sol que entraban por la ventana.
-¿Cómo amaneciste?
-Rodeada por unos brazos que no me dejaban moverme. Eres un oso, Sergi.
-¿Me va sa decir que no te gustó dormir así?-Dijo muy creído.
-No voy a negar que me encantó dormir contigo, pero ya es hora de levantarnos. Si se llega a despertar Maria o llega tu mujer, estamos muertos.
-No lo digas como si hubiéramos hecho algo malo.
-¿Dormir con otra mujer que no es tu esposa no es malo?
-No es malo si la mujer te gusta.-Y si, me sonroje.-Sos hermosa cuando te sonrojas.
-Bueno, ya. Vamos a levantarnos. Voy a tu habitación a ver a Maria.
-Quédate un rato más.-Me dijo haciendo puchero con sus tan besables labios.
-No Sergi, no me lo hagas más complicado.
-Está bien, pero déjame decirte algo.
-Dime.
-Dormir con vos se convirtió, a partir de anoche, en mi nuevo momento favorito.
-Eres un tierno.
-Tú sacas esta parte de mi.-Le sonreí y me fui a ver a mi amiga. Como supuse ella estaba todavía durmiendo como el oso que era.
-Despierta, dormilona.
-Déjame jodida.
-Está bien, pero llegaremos tarde al instituto Maria.
-¡Claro! Me había olvidado que hoy había instituto.
-¡Cabezota!
-Bueno, iré a tomar una ducha.
-Está bien, me cambiaré y te esperaré abajo.-Deje que mi amiga buscará las cosas para ducharse y luego me vestí. Bajé al comedor en busca de comida, pero encontré otro plato apetitoso, Sergi. Valla sorpresa me llevé cuando logré divisar a su esposa con él. Se veía a la distancia que estaban discutiendo y yo no quería presenciar eso.
Con cautela me fui a la sala de estar a esperar que el tiempo pasara y Maria bajara.
Me puse a observar fotografías que había de la familia, de Sergi, de Maria pero me sorprendí cuando no logré ver ninguna imagen de la mamá de mi amiga.-¡Julia!-Me sobresalté al ver a Sergi observándome con detenimiento.
-Hola...
-¿Ya se van?
-Aún no, estoy esperando que Maria salga de ducharse.
-Tienes tiempo de espera.-Quiso sonreír pero no pudo.
-¿Pasa algo?
-¿Por qué Guadalupe no tiene la capacidad de ver que no estoy bien así como tú haces?
-Pasó algo con ella.-Dije afirmando.
-Pues claro, ¿Con quien más?
-¿Puedes decirme que ocurrió Sergi?
-Celos de nuevo, y ésta vez no se lo negué.
-¿¡Que hiciste qué!?
-No se lo negué, porque antes nada de lo que ella decía era cierto, ahora si.
-Pero no hicimos nada malo.
-Ya sé, pero antes no sentía nada por otra mujer que no sea ella.-No puedo negar que esto me dejó shockeada. No pensaba que iba a ser tan sincero en éste tema.
-¿Co...?-No pude terminar porque escuché los pasos de Maria bajar por las escaleras.
-Juli, aquí estabas. ¡Vámonos!
-Vale.-Dije desganada.
-Las llevo yo chicas.-Ofreció Sergi.
-Está bien pa, pero vámonos ya.
-Vale. Ya las alcanzo en el coche, vayan.-Buscamos nuestras mochilas y nos encaminamos al coche de Sergi.-Suban.-Dijo.
El camino pasó con preguntas de mi amiga, con miradas entre Sergi y yo y un silencio incómodo.
Al llegar, Maria saludó a su padre y yo por educación, o eso es lo que yo quiero que Maria piense, saludé a Sergi.-Después te llamo, princesa.-Me susurró al oído y una oleada de calor se apoderó de mi cuerpo.
Caminé hasta alcanzar a Maria y nos adentramos en el instituto.Mi mañana pasó normal, con Lucas molestando, con Marc contándome sus cosas, con Lautaro y Maria devorándose delante de nosotros y por último, Dante mirándome esperando que le dijera algo.
La última campana sonó e indicaba que la hora de volver a casa había llegado, me despedí de mis amigos y acompañé a Maria a la salida donde la esperaba su madre. Una vez sola, me encaminé a mi casa en busca de mi cama para poder dormir mi merecida siesta.
-¡Llegué!-Grité con todas las fuerzas, esperando que alguien me contestara.
-Hola hija.-Contestó con un grito mi madre desde su habitación.-¿Cómo estás?
-Muy bien madre. Iré a dormir, nos vemos luego.-Dije con muy pocas ganas de hablar con ella, luego de dejarme varada en la casa de mi amiga, aunque eso no fue gran molestia.
Subí a mi habitación y me recosté en la cama. Cuando logré conciliar el sueño, me adentré en mis pensamientos que me llevaron a soñar mi gran príncipe azul, Sergi.
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Señor Mayor.
Romansa•ENCUENTROS• El amor de una familia es aquel que te fortalece y te forma como persona. Mi padre ausente,mi madre sumisa en el trabajo y sin contención de hermanos. Nadie nunca supo decirme que estaba bien y que estaba mal, y ahí está la clara razón...