My Valentine [1]

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"Pensaba que el mundo al fin había estado apoyándole, pero debía de aprender que el mundo era más traidor que Jun."

Mientras aquel pensamiento rondaba en su cabeza, sentía la mirada de Seungcheol sobre él.

—¿Yo? Yo...pues...—El cerebro de Jihoon estaba trabajando como nunca en su vida, ni cuando componía sentía esta frustración y apuro recorrerle. Frustración por no poder ser capaz de adueñarse de aquel momento para completar su meta y, por otra parte, apuro en encontrar una excusa. Sus ojos viajaron por la habitación y se posaron en la cama como destino final.

Los regalos.

Lanzó un cojín sobre ellos a la velocidad que lograron sus cortas extremidades, ganándose una interrogativa aún más grande, si es que era posible, de parte del contrario. Esta vez su mente tan solo dejó fluir sus palabras —Que seas...¡mi ayudante en la nueva canción!

Bofetada mental.

—Estás mintiendo. —El líder de SEVENTEEN se acercó curioso y a paso apresurado en dirección a la cama mientras Jihoon se lanzaba sobre el cojín con cuidado de no matar su precioso esfuerzo.

—¡Seungcheol! Vete, estoy ocupado. —No más excusas, tenía que sacar al mayor de ahí y continuar en su búsqueda de palabras exactas que decir cuando le entregase el regalo.

Choi Seungcheol no podría saber muchas cosas, ¡pero conocía a sus miembros! En especial a aquel enano compositor. Habían pasado suficiente años juntos y conocía sus facetas, tanto que notaba el nerviosismo palpable en sus acciones. —Es el obsequio para lo que organizamos, ¿verdad? Anda, déjame ver. —Pidió con una sonrisa, sintiendo la necesidad de saber quién tendría la dicha de recibir un regalo de Jihoon.

Y saber por qué tenía aquellos detalles con su amigo secreto y con él no. Es decir, habían pasado suficiente años juntos y ni siquiera para su cumpleaños le había dado...bueno, sí había recibido detalles de su parte, ¡pero estaba seguro que esto era mucho mejor!

Y la siguiente pregunta invadió su mente. ¿Por qué le era tan difícil llegar al menor? En especial estos últimos días, constantemente se lo auto cuestionaba. En innumerables veces batallaba consigo mismo para no meter en situaciones incómodas al peli beige, reteniendo las ganas de preguntarle si estaba bien, si necesitaba algo, si lo necesitaba a él, pero todo moría en un deseo de hablarle.

Se sentó al lado del vocalista, iniciando una pequeña "lucha" entre cosquillas y esquives. Ninguno parecía querer rendirse. ¡En aquellos momentos era cuando más el menor necesitaba a su salva-vidas-Mingyu!

¡¿Por qué mundo era así?! ¡Jugaba con sus sentimientos a su placer! Nunca escuchaba sus rezos por auxilio.

—Chicos, comenzaremos la reunión por San Valentín en poco. —Ocasionalmente pasó Minghao, avisando.

Ambos se quedaron observando el umbral de la puerta como si el chino se hubiese quedado allí tras dar el anuncio y conectaron sus miradas después.

Sentados en la cama, el peli-negro tenía su mano sobre el colchón a la vez que su mano libre rodeaba el cuerpo ajeno en un intento de ataque lateral para palpar su objetivo de aquel lado, casi acorralando al más bajo queriendo ver lo que ocultaba. Jihoon apoyaba su peso en el lateral opuesto del cojín donde el mayor "atacaba", dejando un flanco de su "fortaleza" descubierto.

Mantuvieron la mirada el uno al otro en aquel silencio que se formó. Era un silencio que había inmortalizado aquel momento. Ninguno sabía qué decir o hacer, no sentían...la necesidad. No en aquel momento.

Este momento era especial, único. Sencillamente absurda era una característica que podría usarse para describir la manera en que parecían disfrutar, en lo más profundo de sus quereres, la situación.

Hasta que el mayor decidió reaccionar, ruborizándose a la vez que se incorporaba con velocidad, retirándose de la habitación sin más, dejando a un Jihoon con ganas de más. Ganas de recitar lo que había escrito en la tan añorada carta, ganas de decirle a Seungcheol que dejara de ser tan ciego, y ganas de regañarse a sí mismo por ser tan idiota.

No sabía si reír o llorar por su "suerte".

Minutos después yacía mirando al techo, sintiéndose algo abrumado. La quemazón que le produjeron sus sentimientos al brotar a flor de piel se había desvanecido en el instante que cayó en cuenta de algo.

¿Qué sentía el peli-negro por él?

Podría pasar horas hablando sobre sus propios sentimientos, en la dulce e inocente manera que pasó a enamorarse del líder de SEVENTEEN. También podía explicar el cómo logró reprimir e (intentar) ignorar cada vez que su boca parecía querer rebelarse contra el mandato de su cerebro y esta misma, aliándose con sus sentimientos, batallaban arduamente para dejar salir aquello a lo que el temor aborrecía: confesarse. O bien podía ir y balbucear sobre todo lo que le producía querer sonrojarse como una chica de secundaria y en cada línea el nombre de Choi Seungcheol aparecería, pero era totalmente ignorante a lo que podía sentir el mayor por él.

Quizá le correspondía, quizá no, pero aquel instante en que sus miradas coincidieron debía de significar algo, ¿verdad? El mayor se había sonrojado y quizás él también sin notarlo, eso debía de significar algo, ¿cierto?

Había añorado esto, soñado con esto, deseado esto. ¿Esto? Sentir esperanza. El mero hecho de pensar en que podría corresponder a sus sentimientos y, por fin, no sonaba tan descabellado.

Aunque, por primera vez, estaba decidido. Confesaría sus sentimientos y se libraría de aquella incertidumbre. Já, quién diría que Lee Jihoon comenzaría a valorar más el catorce de febrero de ahora en adelante.

Dichoso día que le había hecho subir a una montaña rusa de emociones y le había dado el ligero empujón que necesitaba. ¡El gran Jihoon, genio compositor de SEVENTEEN, podía lograrlo!

¿O no?

Hey, February 14th 《 JiCheol 》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora