Al despertar lo primero que sentí fueron los cálidos rayos del sol. Me sentía cansada pero no podría volver a dormirme, de alguna manera me sentía segura en donde estaba. Trate de recordar el motivo de mi actual posición. Lentamente los momentos que pase en la escuela llegaron a mi mente, los impresionantes ojos azules de Marcus con esa mirada preocupada y compasiva. Un golpe seco de algo cayendo fue suficiente motivo para que mis ojos se abrieran.
Me costó un poco de tiempo acostumbrarme a la luz de la habitación, el ruido venía de mi derecha así que mi mirada fue a ese lado. Lo que vi casi me hace reír, casi. Marcus se encontraba en el suelo enredado en una manta, probablemente se había quedado dormido en la pequeña silla atrás de él, y cayó cuando el peso lo venció.
— Se más cuidadoso — dije en voz queda. Mi garganta estaba tan seca que dolía horrible. Aunque había soportado cosas peores como para quejarme de eso.
— Sí claro — su cara se encendió, tenía un agradable tono rojito. —, ¿Cómo te sientes? — Su mirada se dirigió a cualquier lugar en la habitación menos en mi, sonreí mentalmente ante tal escena lucía bien todo avergonzado.
— Boca seca, dolor leve de cabeza y mi espalda está tirante. — No tenía por qué ocultar mi dolor. Me había dado cuenta que había pasado bastante tiempo con ellos y no me entregaron a mi padre. Creo que podría darles el beneficio de la duda a estas personas.
— Bueno, no puedes tomar agua pero si puedo darte hielo picado. — con una cuchara me dio el hielo, no tenía fuerza para levantar los brazos así que él hizo el trabajo. — Mis padres salieron a hacer un recado, cuando lleguen hablaremos seriamente. — su voz sonaba tan amable, mis ojos se llenaron de lágrimas. Hacia tanto tiempo que nadie me había hablado con ese tono de voz, últimamente mis emociones estaban como en una montaña rusa, con altos y bajos momentos.
— ¿Por qué? — la pregunta salió de mis labios sin siquiera pensarlo. Eso también está pasando más seguido, ¿Por qué tenía que llegar este chico? Siempre me había felicitado de poder mantener mis pensamientos bien guardados. ¿Serán sus ojos?
— Cuando ellos lleguen Amy — Asentí con la cabeza, podía esperar un poco más por las respuestas. — Sabes has pasado tres días inconsciente. — se sentó en la silla de nuevo, no hizo el intento de acercarla a la cama. Cosa que agradecí, por muy segura que me sintiera no podía bajar la guardia tan fácil. Lo había aprendido a la mala hace algunos años.
— ¿Me contaras como lo han tomado todos? Aunque no creo que le dieran mucha importancia. — mi voz se quebró un poco, odiaba ser tan débil. No importa si los demás no se preocupan. Estoy bien sola.
Su silencio fue suficiente para saber que tengo razón. Nos quedamos en silencio por un rato, mi mirada recorrió el cuarto, era sencillo, los tonos crema y el natural de la madera combinaba perfecto, era luminoso.
En la mesita de la derecha había una pila de cuadernos y libros. Pude ver un libro de álgebra, química e inglés. Marcus debía haber hecho la tarea. Por encima vi la ecuación de álgebra, estaba mal el procedimiento de ese problema.
Marcus debió seguir mi mirada porque acercó su silla y tomó el cuaderno.
— Mi papá me dijo que tú eres muy lista, y si no mal recuerdo te dije que me ayudaras con las materias cuando me presente en clase. — me ayudo a sentarme sin que mi lastimada espalda se resintiera, luego tomó un lápiz y un formulario. — Sé que está mal pero no entiendo dónde.
Esta vez sí sonreí, nadie me había pedido ayuda, normalmente exigían que hiciera sus deberes nunca a que les explicará.
— Bueno entonces veamos...
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Dejando ir el dolor. #Misterio/Suspenso
Mystery / ThrillerMi vida estaba llena de dos grandes cosas: Dolor y miedo. Desde muy pequeña aprendí a sobrevivir en un mundo donde nadie me brindaba ayuda, en donde todos volteaban la vista a otro lado para no ver mi sufrimiento. Era consciente de que él hacía mal...