Creep

Dos.

Bill dio otro trago a la botella de licor y parpadeó primero cerrando un ojo y después el otro. Enfocó su vista en un marco con una fotografía que estaba enfrente de él, la tomó y comenzó a analizarla.

Él abrazaba de la cintura a Dipper mientras que éste trataba de quitar sus manos porque no quería salir de esa forma en la fotografía, cosa que claramente no había funcionado, porque Mabel, la hermana gemela de Dipper, había logrado tomarla.

Aquella foto era un lindo recuerdo para Bill, que a esas alturas, no era más que una dulce tortura. Ese mismo día, ellos se habían vuelto oficialmente una pareja.

Después de tantos problemas, malas bromas y una que otra desilusión lo habían logrado. Quizá con más esfuerzo del necesario.

Bill siempre había sido un mujeriego que de vez en cuando gustaba de tomar y drogarse, lo último no tanto para dañarse el cerebro, no era estúpido. Pero en las fiestas no rechazaba si le invitaban una línea. En sus años de adolescencia había sido peor en realidad. Rebelde y con promedio alto para lo que se pensaba por su actitud.
Podía ser más, todo mundo lo sabía pero el sexo, alcohol y drogas resultaba más tentador para él.

En cambio Dipper, era todo lo contrario a lo había sido Bill. Mantenía buenas notas también, pero él prefería quedarse en su casa, leyendo libros de misterio y cosas sobrenaturales. Soñaba con ser un escritor y crear sus propias novelas donde lo extraño era la principal trama.

Así que, al final, mientras que Bill había sido el típico parrandero, Dipper era el niño bueno que le tomaba trabajo hacer amigos.

Dos polos tan opuestos que se habían enamorado ciegamente del otro sabiendo sus enormes diferencias.

Y sin embargo, su relación contra todo pronóstico había empezado con el pie derecho.

Bill jamás había sido alguien que le daba muchas vueltas a las cosas, si le gustaba algo simplemente lo obtenía y nada más. De la misma manera con las personas, si alguna llamaba su atención bastaba con sacar sus encantos y ésta caía a sus pies, luego de un rato, un simple "Yo te llamo, no me llames" bastaba para cortar cualquier lazo imaginario. Oh, pero Dipper o Pino -como había decidido llamarlo para molestarlo- había sido la excepción. En realidad, él había sido su única excepción en cualquier sentido.

¿Como se le llamaba a eso? Ah, sí. Había quedado bastante encaprichado con él, o así había decidido llamarle a lo que sentía los primeros meses que se conocieron. Quizá el negar muchas cosas y fingir otras lo habían llevado a su situación actual. Tal vez.

Pero... ¿Qué podía haber hecho? Admitir que estaba perdidamente enamorado de Dipper sería como si superman permitiera que pusieran kryptonita en su comida. Eso jamás pasaría claro está.

Curiosamente, el día que Bill le pidió a Dipper ser su novio, estaban hablado de cómics mientras comían en un restaurante.

—Por eso digo, que Superman es mejor que Batman— Había dicho Bill mientras terminaba de dar su punto de vista sobre quién era mejor de ambos héroes. Acto seguido, se cruzó de brazos y se recargó en el silla de la mesa, esperando la respuesta de Dipper.

—Pff' lo que digas— Le respondió. No quería seguir discutiendo en una conversación que ni Dios sabía cómo había empezado.

Entonces, Bill miró a Dipper y sintió su pecho saltar. Su cabello castaño alborotado le daba cierta ternura, al igual que sus mejillas, las cuales sólo él podía notar el bonito color rosa que ahora las adornaba, ¿Y qué decir de sus labios? lo inspiraban a besarlo hasta el fin de los tiempos. Sí, Dipper lograba sacar su lado dulce, aquel que ni siquiera sabía que tenía hasta que lo conoció.

You float like a feather // Flotas como una pluma,
In a beautiful world // En un hermoso mundo.

—Hey... Dipper— Murmuró Bill mientras se acercaba un poco a la mesa.

—¿Uhm?— Dipper volteó para observar a Bill, era raro cuando no lo llamaba 'Pino'.

Bill estiró su brazo y comenzó a acariciar la mejilla derecha de Dipper.

—¿S-Sucede algo?— preguntó sintiendo sus mejillas tibias.

—Nada en realidad...–Siguió dando caricias– Es sólo que...—

Lo siguiente que hizo fue recargar su antebrazo derecho en la mesa y acortar la distancia de sus rostros. Bill posaba su mirada en los ojos de Dipper y después a sus labios, esperando alguna clase de rechazo, pero no hubo nada. Sin embargo, estando a escasos tres centímetros de besarlo, paró en seco y sé alejó para tomar otra vez asiento.

Ninguno dijo palabra al respecto.

Minutos más tarde, pagaron la cuenta de lo que habían comido y salieron del restaurante en completo silencio. No podían ni verse a los ojos, uno por vergüenza y el otro, porque estaba completamente confundido sobre su sentir.

Ambos, sin percatarse de nada en su caminata sin rumbo, habían llegado a una parte donde no había nadie, únicamente el dulce sonido del crujir de las ramas de los árboles. Bill se detuvo de manera repentina y tomó la mano de Dipper, a lo cual éste se giró para verlo.

—Sobre lo que pasó hace un rato... Pino yo...—

—¿Podemos olvidarlo cierto?— Dipper parecía... dolido.

Aquello había sido como una luz verde en la cabeza de Bill.

—No–Dijo firme. Jaló la mano su mano para atraerlo hacia él y besarlo.

Bill había sentido aquel beso como el primero de su vida. Uno donde de verdad habían sentimientos y simple deseo. Mágico, quizá, porque en ese momento ya estaba a los pies se Dipper sin saberlo.

Y así como de forma repentina lo había besado, se alejaron.

—Me gustas Pino–Murmuró– Sal conmigo—.

Obtuvo otro beso como respuesta.

Y aquello había sido todo, un lindo comienzo con un trágico final. Ya que, ninguna verdadera historia de amor termina bien y la suya, no sería la excepción.

***

Perdón por tardar en actualizar, no me había sentido bien por... bueno, una situación que sucedió exactamente 9 días atrás (Sólo tres personitas lo saben, gracias por su lindo apoyo) Aviso, que el drama comienza y será feo. PERO FEO. Así que... vayan preparándose.