Capítulo VIII

83 16 0
                                    

- Frank ya has despertado! - Una vez que colgó el teléfono y se dio la vuelta por completo salto a mis brazos - Oh frankie! Los de la galería de arte nos mandaron un auto para que lleguemos a la exposición! Y ni siquiera tenemos que ir por el! Ya lo han mandado ¡Vamos a verlo! - me tomo del brazo y me llevo prácticamente arrastrando hasta el sótano-estacionamiento del hotel.

Mi mirada se posó en el elegante auto negro que esta frente a nosotros, sin embargo una rara sensación se apodero de mi al ver el auto.

Lo he visto en otro lado pensé por un segundo pero después Gerard volvió a hablar
- ¡Mira! A caso no es un gran detalle de los organizadores del evento?! Aunque claro, es solo para que no lleguemos en un taxi a la galería ¿Qué dices frankie? - me miró de una forma cautivadora, yo simplemente me abrace a él, si es feliz yo también.

Fue una mañana agitada, los nervios de Gerard me estaban volviendo loco, al menos me distraía tratando de calmarlo, aunque siempre volvía a lo mismo, después de ver el hermoso auto negro que los organizadores de la exposición nos mandaron decidimos salir a comer en algún restaurante cercano, para tratar de distraernos. La exposición empezaría hasta las 10:00 pm así que teníamos tiempo.

Al salir de ahí nos dirigimos a un parque a dar la vuelta, era simplemente hermoso, estaba lleno de árboles, había pequeñas fuentes y familias paseaban en los alrededores.

Nos sentamos en un banco, Gerard apoyo su cabeza en mi hombro, admiraba el paisaje... y también a las parejas que también paseaban por el lugar llevando de la mano a sus pequeños niños.
- Sabes frankie, pronto nosotros también daremos paseos por el parque tomados de la mano - Lo interrumpí
- Si, será eso hasta que nuestro pequeño o pequeña se eche a correr y yo tenga que ir tras de él o ella, mientras tú nos regañas para que no corramos o para que nos pongamos un suéter - comencé a reír con tan solo imaginarlo
- Hey! ¿Y por qué yo soy el que regaña y se queda parado?!
- Vamos gee! Ambos sabemos que tú no corres... por nada! - mi risa aumento de intensidad cuando vi la fingida cara de indignación de Gerard
- Entonces no corro por nada ¿ah? Eso ya lo veremos - y dicho esto se levantó me empujo haciéndome caer del banco y echo a correr, esperé unos segundos y también me puse de pie para perseguirlo, era conocido por todos que Gerard nunca fue bueno corriendo... o haciendo alguna actividad física, por lo que no me costó mucho alcanzarlo y derribarlo.

Lo había tomado de la mano tratando de que parara, pero solo conseguí que tropezara.

Reaccione más rápido de lo que esperaba, al momento que vi a Gerard tropezar lo atraje hacia mí y lo abrase, evitando que se lastimara.

En el suelo comenzamos a reír, él encima de mí. Con cuidado me incorporé para quedar sentado, con Gerard sobre mis piernas. Era un momento perfecto, no podría estar en un mejor lugar.
- ¿Me prometes que cuando tengamos a nuestro hijo o hija vendremos a este parque como una de esas familias? - Interrumpió el tranquilo silencio en el que nos habíamos sumergido, señalando con la cabeza a las demás familias en el parque
- Te lo juro - selle nuestro trato con un tierno beso

De vuelta en casa, faltando exactamente dos horas y un poco más, tal vez media hora, para la exposición de arte, gee era un manojo de nervios, no encontraba como distraerlo... o callarlo.
No es que me molestará que hablara tanto, sino que me ponía MUY nervioso y sabía que lo que más necesitaba él en ese momento era que alguien le dijera que todo estaría bien y ese era mi papel.

De repente el teléfono celular de Gerard comenzó a sonar, mientras hablaba me dirigí hacia el baño a tomar una ducha, necesitaba comenzar a arreglarme para que le diera tiempo a gee, sabía que si nos metíamos en el baño juntos no saldríamos en unas horas.

Pasaron unos minutos en los que yo ya me encontraba con jabón en el cabello cuando la puerta del baño se abrió sin previo aviso y un lloroso Gerard entraba a la ducha, sin importarle que me encontrara desnudo o que se mojara.

Me preocupe el instante en que gee se aferró a mi sin importarle nada, soltando lágrimas.
- ¿Qué es lo que pasa gee? ¿Estás bien?
- Fraaank! - se aferró más a mí - Frank, Frank, Frank!
- ¿Qué es lo que pasa Gerard? Me asustas
- Oh frankie -dijo separándose de mí un poco, mirándome a los ojos, en ese instante me percate del brillo de felicidad de estos y mi corazón salto de alegría también
- No me digas que...
- Si frankie! Seremos padres!

Todo estaba saliéndonos bien, nada podía ir mejor. El orfanato donde solicitamos la adopción nos brindó la oportunidad de ser padres, en cinco días nos darían a nuestro hijo, si! Sería un niño, un pequeño niño de apenas tres meses, no podíamos creer nuestra suerte, y ahora más felices que nunca terminábamos de arreglarnos para la exposición.

Al bajar al estacionamiento del hotel esa extraña sensación me invadió de nuevo y fue mayor cuando me subí al auto y me puse el cinturón de seguridad,
- Ponte el cinturón gee.

Al cabo de una hora llegamos a la galería donde sería la exposición. Gerard se veía radiante al entrar y ser recibido con aplausos de los presentes; tome su mano y comenzamos a pasearnos por la galería, había de todo en ese lugar y cada cuadro era fantástico, pero ninguno como los de mi gee.

Durante el transcurso de la noche varías personas, tanto hombres como mujeres, se acercaban a Gerard para alagar sus cuadros y su talento como artista, lo que hacía que él a veces se sonrojara y eso me hacía sentir el hombre más dichoso.

Todo iba bien, Gerard estaba más que feliz y yo también lo estaba, los cuadros tenían buenas críticas, todo bien, hasta que creí ver a alguien, un sujeto alto que me pareció conocido, eso me resulto extraño, estaba a punto de ir a ver quién era ese sujeto pero Gerard se dirigía hacia otro.

Entre tanta gente en ese lugar le perdí de vista no solo a él sino también a gee.

Pase quince minutos buscando a Gerard, parecía que se lo había tragado la tierra y el hecho de que el lugar estuviera abarrotado de gente no ayudaba, comenzaba a desesperarme e irritarme. Regrese al lugar donde lo había visto por última vez y grande fue mi sorpresa al verlo conversando con otro hombre, pero no de cualquier hombre, era ese sujeto.

¿Señales Del Futuro? | FrerardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora