Comienzo

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  Los personajes de Diamond no ace le pertenecen a Yuji Terajima   

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Si Kazuya tendría que describir la situación en una sola palabra, la definición de "Raro" le ayudaría en demasía. Sus tutores lo habían dejado solo por primera vez en esa tarde, el sordo sonido del viento al investigar la casa con sus ráfagas invadía los oídos del castaño, causándole un breve escalofrío. La ausencia de los adultos se hacía notar: La voz tranquila y relajada de ambos desapareció, también, los pies tronando la débil madera debajo de su cuerpo.


En un intento de distraerse quiso encender el televisor de la sala, el cual siguió su costumbre de, siempre que es necesitado, jugar a las escondidas. Lo busco en los cajones, en la cocina, debajo de la mesa, de las sillas, en el sillón, incluso en el lugar menos pensado: el baño, luego de unos minutos, se encontraba vagando por la casa con el fin de, por cosas de la vida, encontrar al aparato mágicamente en alguno de los muebles; Para su decepción infantil, eso no paso.



Se rindió después de la decima vez recorriendo la casa, pensó en trasladarse hacia el patio, podría divertirse observando a las hormigas, intentando atrapar a las aves que bajaban para comer o trepándose al árbol que conectaba con el paredón del vecino. Al tomar la puerta pestañeo unos momentos, intento con más fuerza, de nuevo, nada: Estaba cerrada. Sus labios se desfiguraron en un puchero, de todas formas, se sentó frente a esta, viendo fuera a través de la fina capa de mosquitero que la cubría.


Rápidamente se aburrió, pensó que no podía pasar su tarde haciendo nada, fue a buscar una hoja y sus colores. En la posición anterior, dibujo el césped, las flores, un arcoíris, el sol y dos nubes: Toda una obra de arte. Relleno los horizontales zigzag con verde claro, las finas líneas de las flores con oscuro, los pétalos de las mismas variaban de rosa, rojo, violeta y azul, el sol de brillante amarillo, las nubes de opaco gris. Su mente se bloqueo al quedarle solo ese fenómeno que, de vez en cuando, aparecía ¿Qué colores lleva? ¿Cuál es su orden? Pensó intensamente unos minutos, tratando de recordar algo, algún mínimo indicio. Suspiro. Jamás le habían hablando de ello.


Se levanto y camino frente al reloj de pared, según la señora del hogar para niños, la manecilla grande indicaba los minutos y la pequeña la hora, cerrando casi en su totalidad los ojos por la altura, trato de descifrar el momento del día que estaba pasando; si la larga estaba en 5 y la más corta en 4 son... ¿Las 4:15? Agito su cabeza, conto con los dedos, lentamente, siguiendo los pasos que le habían enseñado.


— 10, 11, 12, 16 — Se detuvo unos segundos —13, 14,15, 16 — El ruido de un motor interrumpió esa dificultosa cuenta, cuando se encaminaba a saludar recordó el dibujo que había hecho ¡Ellos sabrían pintarlo! Corrió en su busca, recogiendo los crayones y colocándolos en la caja aleatoriamente, tambaleándose por tanta velocidad, fue a aprender información sobre los arcoíris con sus tutores.



Mentir es malo, por lo cual, Miyuki no reprimió su dolor al ser ignorado con su duda; fue a refugiarse a su habitación, le contaría a la señora almohada su día, dejaría que las mantas lo sumerjan en gentilidad y, de paso, descubriría el misterio que los adultos le ocultaban desde su llegada. Sus pasitos se hacían notar en la madera debajo, no eran apresurados, al contrario, la duda se encontraba en cada uno de ellos.


Estiro todo su cuerpo, sus talones elevados y sus dedos apenas rozando el dorso de la manija, recargando poco de su peso en la puerta, la abrió. Lo que, o más bien a quien, encontró dentro lo dejo sin aliento; Aquel niño estaba en su casa, precisamente en su habitación y, por lo visto, se había recostado en su cama sin permiso, según él, solo existía una palabra correcta para describir a esa persona:


— ¡Ladrón!


— ¿Eh?

Key of heartDonde viven las historias. Descúbrelo ahora