Hay un reloj en el velador de Joe que solo nos ayuda a volvernos locos. Son las 10:45 de la mañana y ya no podemos aguantar más, creímos que podíamos aguantar el confinamiento, pero no. Estamos muertos de hambre, tenemos sed. Tenemos que ir al baño pero nadie se atreve a abrir ninguna puerta. Nos miramos entre todos, esperando que alguien se atreva a abrir una puerta pero no pasa nada, solo se ven caras de desesperación y tristeza.
Eli está como en una especie de trance, no ha dicho nada desde el evento de la lengua. Forrest consola a M.N y sean y Joe están hablando pero solamente para ellos.
—Tenemos que abrir la puerta y asegurarnos de que la cosa sigue allí.
—¿Qué te hace pensar que no está allí, Cam? —Me pregunta Sean.
—Bueno, no hemos escuchado ni sentido nada en un lapso de 4 horas y algo —le respondí a Sean, quien particularmente siempre respondía a mis preguntas.
—Ya, pero no significa que no esté allí.
—¿Y cómo lo sabes? —respondí al instante.
—¿Cómo sabes tú que esa cosa no está allí afuera.
—Sean, no es hora de discutir —respondió Eli—, si quieres discutir puedes hacerlo después.
Por alguna razón que desconocía, Sean siempre estaba tratando de buscar peleas o discusiones conmigo. Siendo sincero, nunca le hice nada malo y no recuerdo haber tenido una discusión con él. No sé cuál es su problema, pero ahora hay otra cosa más importante por la cual preocuparse.
Joe se había puesto de pie junto a la puerta, sujetando con su mano derecha la sabana que servía de nudo. M.N, se levantó y abrazó Joe.
—Es difícil, pero vamos a estar todos bien —le susurró alto en el oído.
—Cam tiene razón, necesitamos comer y beber algo —dijo Eli mientras se ponía de pie.
—¿Qué propones? —preguntó Forrest mientras se sentaba en su cama.
—Vamos a abrir la puerta pero no del todo —dijo Eli mientras se rascaba la nuca—. Primero veremos si la cosa sigue en la sala, si no es así iré a revisar en la cocina.
—¿Y qué pasa con la puerta? —preguntó M.N.
—Mantendremos la puerta abierta y estaremos listos para cerrarla cuando Eli regresé —respondí.
—Exacto, Cam y Forrest sujetaran las manillas y tu Sean harás el nudo para cuando regrese —dijo Eli.
—Está bien —respondió Sean.
—Hay una gran posibilidad de que regresé corriendo —nos dijo Eli a todos—, deben estar preparados para actuar rápido.
Todos asentimos.
—Revisemos los veladores en busca de algo que pueda ayudar a Eli —dijo M.N.
Solo encontramos una pequeña linterna y un tenedor. Sean ya había desatado el nudo, Joe estaba sentada en su cama, temblando de terror. Yo y Forrest estábamos sujetando las manillas, listos para abrir la puerta. Eli estaba hincado mirando la puerta.
—A la de tres —dijo Eli y comenzó a contar—. Uno... Dos... ¡Tres!
Forrest y yo abrimos la puerta lentamente. Cuando la puerta estaba medianamente abierta Eli nos detuvo. Ninguno quería mirar hacia afuera, Sean tenia la cabeza agachada, Forrest tenia los ojos cerrados. Joe estaba en posición fetal y yo y M.N simplemente decidimos no mirar. Eli se puso de pie y nos dijo:
—Voy a entrar.
Poco a poco empezó a caminar y cuando atravesó la puerta, se puso de pie.
—Hay luz en toda la sala —dijo Eli—, las luces del pasillo están parpadeando.
—¿Qué hay de la cocina? —preguntó Forrest.
—Completamente apagada —respondió Eli.
—¿Escuchas algo? —preguntó Sean.
—No, pero voy a necesitar ayuda —Respondió Eli con voz temblante— y una sabana.
—Yo voy —respondí.
Cuando me encontré con Eli, me entregó la linterna. Me quitó la sabana de la mano y se dirigió hacia la puerta que da con el pasillo. La usó como nudo para cerrar la puerta.
—Vamos —me dijo y podía ver como agua corría por su frente.
La cocina está conectada con el laboratorio, se puede ver a través de los cubículos donde nos hacían las entrevistas. Está completamente apagada. Primero nos adentramos al laboratorio que estaba completamente vacío, no había nada de nada. Solo los cubículos y unas pizarras donde solíamos dibujar figuras extrañas.
—Cam, hay dos formas de hacer esto —dijo Eli.
—¿Y ninguna terminará bien, cierto?
—No lo creo —respondió con voz temblante.
—¿Cuáles son nuestras opciones?
—Uno, podemos abrir la puerta y enfrentar sea lo que sea que esté allí adentro —me respondió mientras enumeraba con los dedos—. Dos, podemos con la linterna alumbrar y buscar algo allí adentro pero tampoco es buena idea.
—¿Qué tal si hacemos ambas? —respondí.
—Estaba pensando en lo mismo.
Y sin aviso, sin contar hasta tres, Eli abrió la puerta. Sujetó su tenedor firme y yo alumbre lo más que pude con la pequeña linterna.
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La Sociedad
Ficção CientíficaNo había esperanza. No había comida. No había agua. Había una Sociedad. Después del fin del mundo y esquivar una enfermedad que podría haber acabado con la vida de cada uno de los integrantes de La Sociedad. Un grupo de chicos deben enfrentar una nu...