Capítulo 2: Hace tan sólo unos meses...

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Me encontraba en una de mis zonas más confortables del mundo, estaba haciendo una de mis cosas favoritas... dormir.
Iba quizá por el quinto sueño cuando era una cálida mañana de agosto, yo tan tranquila "durmiendo" hasta que...

-¡Sofía ya levantate! Tienes que acomodar tus cosas, es el primer día de cursos y no puedes llegar tarde- gritaba mi mamá desde el pasillo tocando la puerta de mi cuarto.

Me levanté amodorrada, hice lo mismo de siempre, o sea buscar mis audífonos, conectarlos a mi celular y poner mis canciones favoritas, obvio, en inglés. Me quedé en la cama como una hora platicando por mensaje con mi mejor amigo, el cual también iba a ir a los cursos pues quedamos en la misma escuela. Desde que teníamos 4 años estamos juntos, siempre nos ha tocado en la misma institución y de pura casualidad en la misma aula. Hemos sido muy apegados a todo, sólo que ahora todo dará un giro de 180 grados, por primera vez nos tocó en aulas distintas, por eso nuestro miedo de estar "solos".
Solos pero no abandonados.

Así siguió pasando el tiempo y los nervios aumentando en mi. Era una nueva etapa, nuevos compañeros, nuevos maestros, nuevas materias, nuevos retos y nuevos miedos.
Era la primera vez que iba de mi casa a la escuela SOLA sin mi madre que siempre me acompañaba a mis anteriores escuelas, aparte era la primera vez que había un trayecto largo por recorrer. Y era ¡ya! el momento perfecto para ser independiente. Así que lo único que pensaba era en la emoción de poder ser libre y más que nada de ir a un nivel más cercano a mi carrera.

Así me la pase pensando y escuchando mi música casi una hora, al menos hasta que llegará el momento de partir o qué mi madre interrumpiera como siempre mi serenidad.

-Sofía, ¿qué vas a desayunar?-preguntó mi mamá casi entrando a mi cuarto.

-No sé- respondí sin la más mínima importancia.

-¿Cómo no vas a saber? Y apurate que no tengo todo el tiempo del mundo, aún tengo cosas que hacer- dijo levantando la voz

-Dame lo de siempre - contesté.
-Pero ya levantate y bañate- finalizó y se fue.

Busque mi ropa, la mejor que tuviera por el momento. Encontré un lindo conjunto naranja casi nuevo, así que opté por ese. Agarré mi toalla y fui directo a bañarme, mientras lo hacía en mi estómago sentía unos nervios y a la vez miedo de no conocer absolutamente a NADIE de mis "nuevos compañeros", eso realmente me preocupaba ya que no soy tan social como para simpatizar con nuevas personas. Tarde como 30 minutos bañándome, en cuanto salí el desayuno ya estaba en la mesita de mi cuarto, mi mamá era MUY rápida o yo muy lenta. Me arregle y me vestí, me hice una trenza y me dispuse a comer.
Lo hice lo más rápido posible por que sólo quedaba una hora para la 1 de la tarde, hora en la cual el curso comenzaba.
Termine casi sin disfrutar nada, los nervios ya me estaban comiendo los pensamientos, así que lo único que hice es buscar mi mochila, mis dos libretas, mis lápices y adiós.
Faltaban sólo 30 minutos para la una! Afortunadamente no me iba a ir sola, el papá de mi mejor amigo y él iban con mi mamá y conmigo, ya que como era el "primer día" ambos querían asegurarse de que todo estuviera bien y también de comprarnos los uniformes.
Sin más preámbulos, nos fuimos al callejón de salida, aquel que conecta con la calle donde nos pasaría a buscar el papá de mi mejor amigo, el señor Freddy, en su camioneta verde, un poco vieja pero aún con ganas.

-¿Será que ese ingrato ya se fue y nos dejo votadas? - era lo que repetía constantemente mi mamá.

-Pues llamale por que ya es tarde- dije desesperada.

-No contesta.

-Insiste - seguía diciendo.

-Pasará a buscar a Vidal - contestó mi mamá viendo su celular.

Los nervios ya me estaban aniquilando, entonces un pequeño destello verde aparecía en la esquina de la calle, era la camioneta del papá de Vidal, mi mejor amigo.
Efectivamente, paso por nosotros como aquel caballero que cuando dice algo, lo cumple.
El trayecto de nuestra comunidad a la escuela fue raro. Había un silencio espantoso, el señor Freddy sólo manejaba, mi mejor amigo sólo escuchaba música con sus auriculares, mi mamá sólo veía su celular y yo, yo sólo miraba por la ventanilla de la camioneta el paisaje que ya conocía de memoria.
Ya no encontraba la hora de llegar a la escuela aún que tuviera miedo, pero como Dios es grande y escucho mis gritos silenciosos de "auxilio", llegamos en un 2x3. Todos bajamos de la camioneta y nos dirigimos a la entrada de la institución. Habían muchos chicos a los que no conocía, más bien no conocía a nadie, sólo algunos compañeros de mi anterior escuela pero de mañana, lamentablemente yo iba de tarde.

Mi mamá me acompañó hasta adentro, compró una parte de mi uniforme y me dijo que se tenía que ir. La verdad quería llorar, estaba sola, mi mejor amigo se había ido por su parte y yo repito, NO CONOCÍA A NADIE.
Hubo un acumulación repentina. Ya nos estaban llamando para entrar a nuestras aulas. Mi mamá tuvo que irse y yo me quedé tan sola e indefensa en un sólo lugar.
En un abrir y cerrar de ojos había una unísona fila, no sabía a donde agarrar. El prefecto estaba allí, parado. Muchos chicos estaban a su alrededor, tuve que preguntar a que aula correspondía mi nombre y ¡sorpresa! LABORATORIO CLÍNICO GRUPO A.
Un sueño o más bien logro en mi vida, a medida que me acercaba al salón el miedo aumentaba, tuve que preguntarle a un chico que salón era para estar más segura y más tranquila.
Aula 4, primer piso, enfrente de la "plaza cívica". Al abrir la puerta sentí una rareza jamás antes sentida, vi nuevas caras, nuevas sillas, nuevos objetos, vi nuevas oportunidades de salir adelante.
El salón estaba casi vacío, habían sillas vacías por doquier. Yo como soy tímida escogí un lugar en la parte delantera del aula, a la vez visible y a la vez recóndito.
A la vez calmado y a la vez ruidoso, cerca del escritorio por supuesto.
El primer día sólo presentamos un examen... el mismo para ingresar a la institución, por la tanto salimos temprano. Tengo que admitir que irme sola por primera vez a mi casa me aterraba, el camino era algo largo y yo no estaba como para eso... aún.
Era tanta mi desesperación que tuve que llamar a mi madre para que llegará por mi. A cambio de eso sólo recibí un regaño con las típicas frases de: "ya estás grande, tienes que aprender a irte sola, no siempre estaré contigo, cuando me muera me sacaras de la tumba" etcétera, etcétera, etcétera.
Aún así, no creo ser la única a la cual su madre le haya dicho eso. De todas formas como soy hija única y me protegen tanto, tuvo que aceptar y me llegó a buscar. Así estuvimos los 3 siguientes días después de haber empezado los cursos. Los 3 siguientes días en donde mi vida daría un giro de 360 grados...

Amor LegalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora