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Estaba en un verde prado en medio de la nada, dios sabe dónde, mire a mi alrededor y no había nadie me puse de pie y comencé a caminar, mientras hacia que mis manos rosaran las pequeñas flores que crecían de la tierra en un intento desesperado de mantenerse erguidas, en ese momento sentí un enorme placer, a lo lejos, vi lo que parecía ser un quiosco en medio de un hermoso lago, me detuve un segundo a echar de nuevo una mirada a mi alrededor, aun nada, seguí caminando al quiosco y cuando menos me di cuenta ya estaba ahí, el lugar era hermoso, cada uno de los seis pilares de este estaba cubierto de una enredadera de flores blancas con manchas violetas, que se extendía hacia arriba, el piso de madera desprendía un aroma a pino embriagador, que me hacía no querer abandonar aquel lugar jamás, cerré los ojos para dejar que mis sentidos se liberaran aún más y disfrutar del momento,paso fácil una hora, y yo seguía embriagado en el enervante perfume de las flores, deje de pronto de sentir su aroma, ya no sentía la brisa fresca llenar mis poros, sentí un escalofrío recorrer mi cuerpo, me quede helado, ya no estaba cómodo y la sensación de hogar se fue alejando de mi, dejándome con ganas de mas, abrí los ojos.

Parálisis del Sueño.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora