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Dawn

Hace unas horas que acabo de llegar a casa. La verdad no estaba nada cansada pero él médico había dicho que dos días de reposo no me vendrían mal. Y mi madre como todas las madres es un exagerada y ni siquiera me deja bajar a comer.
Como no tengo nada que hacer decidí coger él móvil y encenderlo después de cuatro días de inactividad.
Tenia varios mensajes y llamadas perdidas todas de la misma persona, Irina.
Le respondí diciéndole que ya estaba en casa y estaba bien.
Unos toques en la ventana me sobresaltaron. Bruce.
Me levanté, con cuidado, a pesar de que el doctor me había dicho que la cicatriz estaba casi curada aun me daba miedo que pudiese abrirse.
- cuanto tiempo ranita - dijo con una sonrisa
- en otra ocasión te respondería pero estoy cansada - dicho eso me volví a tirar en la cama, mi error, haber dejado la ventana abierta
Bruce entró y se sentó al borde de mi cama.
- dentro de tres semanas nos graduamos - dijo pasándose la mano por el pelo - ya sabes a que universidad irás
- definitivamente no a la misma que tu
- me amas
- ya te gustaría
- que rápido te recuperas - respondió seguido de una carcajada
- vete de mi habitación - dije riendo, su risa era contagiosa
- te eché de menos - soltó de repente
- ¿qué has dicho? - pregunté sorprendida
- no lo repetiré, ya me costo bastante - respondió levantándose de la cama - me voy ranita, como estas maldita seré bueno, si necesitas algo puedes llamarme y deberías ponerte al día pronto comenzarán los exámenes
Dicho eso salió por la ventana tal como había entrado y me pareció que susurraba algo pero no llegue a oírlo bien, cualquier tontería de las suyas. Aunque hoy no ha sido malo del todo, al contrario fue muy considerado y amable.

Siento haber tardado en publicar, en fin no tengo excusa, fue vagancia y que me pasé las vacaciones leyendo.
Besos y gracias por leer y votar.

Del otro lado de la ventanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora