Capítulo 4

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[Harry]

Mis cejas se alzaron cuando vi la llave de plata en la mano de Ash.

―¿Recuerdas dónde guardaba mamá la llave de repuesto?

Los ojos de Ash brillaron triunfantes cuando metió la llave en el bolsillo trasero de sus pantalones cortos de mezclilla.

―¿Por qué no habría de hacerlo?

Verla aquí en mi espacio personal me hacía sentir tanto enojado como nervioso.

Enojado, porque, ¿quién demonios irrumpiría aquí como si fuera el dueño del mundo? Y nervioso, porque estaba en mi espacio personal y, maldita sea, se veía bien. Los pantalones cortos le llegaban hasta el lugar perfecto, mostrando sus piernas largas y doradas. La camiseta sin mangas que llevaba me tomaba el pelo, con una astilla de vientre plano y abrazaba su pecho apretadamente haciendo que sus senos se destacaran.

―¿Qué estás haciendo aquí, Ashley? ―le pregunté de nuevo, doblando los brazos sobre mi pecho.

Ash siguió mi movimiento y dos manchas de color rosa aparecieron en sus mejillas. ¿Me estaba checando? Sus ojos azules como el cielo bloquearon los míos de nuevo y ella frunció el ceño.

―A diferencia del resto de ustedes, raspa fondos, yo, en realidad tengo aspiraciones de ir a la universidad y hacer algo de mí misma. Eso me obliga a estudiar, pero no puedo hacerlo cuando están haciendo tanto ruido.

―Hey, no hacemos ruido, hacemos música ―insistió Riley detrás de mí. Apoyó su bajo contra la pared del garaje, mirando fijamente a Ash. Riley Adamson, Eddie Cavallari Parker y Stacey habían sido mis amigos desde la secundaria. Mientras Stace no era de los que evitaban una pelea, Eddie era un poco más suave. Le gustaba tomar las cosas a zancadas, mientras Riley era el loco, el extrovertido. Siempre estaba coqueteando, siempre tratando de conseguirse una novia. Sin embargo, no sabía a quién trataba de engañar. Empezaba a ser evidente que sentía algo por Stace.

Cuando perdí a Ash, encontré a estos tres. Habíamos crecido juntos durante los últimos años, formado una banda y cambiado nuestras apariencias. Habían estado ahí cuando los necesité y Ash no tenía derecho a irrumpir en mi casa e insultarlos. Ash soltó un bufido.

―En unos años más, ustedes todavía vivirán en casa y harán que su madre les lave la ropa. Si de alguna forma logran encontrar un trabajo real, bombear mi gasolina será el punto culminante de sus carreras.

Mi boca se abrió y miré detrás de mí para ver las miradas ofendidas en las caras de Eddie y de Riley. Stace, por otro lado, se veía claramente enojada. Esto no iba a terminar bien.

―¿Qué demonios dijiste? ―Stace se levantó muy rápidamente y estuvo a mi lado en un segundo, lista para tomar a Ashley―. ¿Crees que eres mucho mejor que nosotros por tu ropa cara y tu personalidad plástica?

La mirada de Ash parpadeó hacia Stace y sonrió.

―No, no creo que soy mejor que todos ustedes. Creo que soy mejor que tú. Al menos estos chicos están haciendo algo. Tú sólo estás sentada por ahí como una acosadora, mirándolos tocar.

Stace dejó escapar un silbido, como un gato furioso y dio un paso hacia adelante. Sabía que no dudaría en darle a Ashley un puñetazo en la cara. Lo que Stace no sabía era que en aquel tiempo cuando éramos niños, Ash podía vencerme en una pelea. La muchacha sabía cómo sostenerse por su cuenta.

La situación tenía que ser disuelta antes de que se saliera por completo de las manos. Estiré un brazo para detener a Stace de llegar más cerca de Ash.

―La única raspa fondos aquí eres tú, Ashley. Tocaremos nuestra música, tocaremos tan fuerte que te sangrarán los oídos y luego tocaremos un poco más. Así que, por favor, vete de aquí.

Pretend With MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora