Capitulo 11

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[Harry]

El olor más increíble superó mis sentidos mientras salía de la cama el domingo. Mamá debe estar horneando hoy. Cuando mi padre estaba vivo ella había horneado casi todos los días, pero después de que él murió lo había dejado completamente. No fue sino hasta hace un par de años que poco a poco había empezado de nuevo. Nunca olvidaría a papá, pero era agradable verla finalmente superar su muerte.

Frotando mis ojos, me tambaleé por las escaleras, mientras el olor se hacía más fuerte. La cocina quedó a la vista y me detuve de repente en el último escalón, sin poder creer a mis ojos.

Esto era un sueño. Un sueño muy extraño.

Ashley estaba parada en mi cocina mirándome con diversión. Estaba usando este mini vestido azul que era increíblemente corto y me dejó golpeado. Y yo estaba parado aquí en mis calzoncillos de seda. Maldita sea. Yo no podía correr exactamente al piso de arriba y ponerme unos pantalones o una camisa. Además, mi mamá me había notado también.

―Harry ―dijo mamá, con una sonrisa―. Baja y desayuna. Ashley ha estado cocinando conmigo. ―De alguna manera, ella alcanzó a decir las palabras, naturalmente, como si Ashley llegara a nuestra cocina a hornear cada fin de semana, cuando, de hecho, habían pasado siete años desde la última vez que había ayudado a mamá a cocinar algo.

―Ah. ―Fue lo único que alcancé a decir mientras me sentaba en la mesa y jugueteaba con el mantel. Esto era como un episodio sacado de La Dimensión Desconocida. Quizás ladrones de cadáveres habían llegado y sustituyeron a Ashley con un clon.

―Tu mamá y yo hicimos bollos de queso ―dijo Ashley y colocó un plato delante de mí. Luego procedió a servirme un vaso de jugo de naranja. Sí, Ashley definitivamente había sido sustituida por otra persona.

Escruté los dorados bollos, el más increíble olor emanaba de ellos y mi boca se hizo agua. Pero las apariencias pueden ser engañosas. ¿Era posible que ella los hubiera envenenado? Yo no los pondría delante de ella.

Tomé uno y lo olí, pero todo lo que podía oler era el aroma de productos recién horneados. Lanzando, una mirada de sospecha a Ash, lo mordí. El bollo era ligero y mantecoso y, en pocos minutos, había devorado cuatro de ellos. Mientras tragaba el vaso de jugo de naranja, vi a mamá pasar una mano por el cabello largo Ashley.

―Un cabello tan hermoso ―comentó mamá, y luego señaló con la cabeza hacia mí―. ¿Te gusta el peinado nuevo de Harry?

Oh, mamá, ¿en serio? ¿Era eso necesario?

Ashley volteó esos ojos azul cielo hacia mí, y sentí que mi interior se derretía un poco. Inclinó la cabeza hacia un lado mientras me estudiaba.

―Creo que se adapta mucho a él, señora Saenz.

―Se parece tanto a su padre ―dijo mamá, sonriendo distraídamente mientras jugaba con el paño de cocina―. De todos modos, Ashley, ¿no quieres hablar con Harry de algo?

La miré con sorpresa. ¿Ashley había venido aquí para hablar conmigo? ¿Se había congelado el infierno y nadie me había hablado de eso? Ashley era la que había dicho que ni muerta sería atrapada hablándome, sin embargo, aquí estaba. ¿Qué acerca de su preciosa reputación ahora?

Claro, había ido a su casa para cortar su césped, pero no estaba avergonzado de ser visto con ella. Ashley tomó la botella de jugo de naranja de la mesa y se acercó a la nevera con esta. Se inclinó en ese increíblemente corto vestido suyo, para guardar el jugo de naranja y, lo juro por Dios, si mi mamá no hubiera estado allí, se lo habría hecho a Ashley Routh sobre la mesa de la cocina. Odiaba a la chica, pero ella estaba tan malditamente caliente y había tantas cosas que quería hacer con ella. Incluso si deseaba empujarla a un precipicio casi todo el tiempo.

Pretend With MeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora