Hanzel y... ¿Gretel?

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¿El ambiente? Un bosque sombrío y bastante frio. Pero, lo importante, no era aquel bosque o su soledad sino, más bien, esa sensación en su pecho; una mezcla de añoranza con amenaza, algo que quería brotar de su ser a como diera lugar.

Un suave pero exquisito aroma de tierra húmeda y hojas llego hasta sus fosas nasales, ello lo lleno de tanta tranquilidad que estuvo tentado a tirarse sobre el barro y dejar su cuerpo descansar. Exhaló ese aire fresco con fuerza exagerada, queriendo llenar más y más sus pulmones, pero entonces le escucho.

"Kyler y Tyrel", un murmullo que llevo el viento hasta su alrededor con una suave y acompasada vocecilla. Eran un par de nombres bien conocidos pero extrañamente pronunciados, como si de alguna clase de acento se tratara. La escucho una vez más pero, esta vez, pareció salir desde sí mismo, como una voz interna que hubiese copiado esos nombres que el viento llevaba consigo. ¿Pero, entonces, si era el viento o en realidad era su interior quien los pronunciaba?

De pronto, sin advertencia alguna, sintió una melancolía llegar hasta su pecho, pronunciándole un claro tono de cuidado.

Su mente se tornó blanca, sin ningún claro pensamiento, nada más que curiosidad; sintió la necesidad de descubrir su alrededor y, sobre todo, saber sobre aquella voz. Parpadeando un par de veces miro a su alrededor con su atención. El bosque era ordinario, como muchos otros y a su alrededor no había nadie, sin embargo, volvió a escucharla.

"Kyler... ¡Kyler!"

Un grito, no sabría decir si de miedo o angustia, salió disparado de su garganta para dejar el lugar en silencio total y absoluto.

"Quinientos corazones de brujas deben atravesar para cerca estar", una voz más se escuchó en su interior, muy dentro de su ser, pero esta vez diferente. Había algo que quería despertarle por el miedo que esa voz causo en su ser pero, cual pesadilla o recuerdo doloroso, no podía desaparecer con solo desearlo.

-¡Oona! -Un grito, esta vez tan claro como para asegurar que había alguien más con él en aquel bosque, le erizo el cuerpo entero-. ¡Oona, por favor!

Camino por el lugar, casi corriendo y rogando por que la voz volviera a gritar para poder seguirle y, cuando casi pierde esperanza por encontrar a alguien... Sucedió.

Una mujer que solo podía ver de espaldas apareció en su cambio de visión, pero esta no estaba sola. A su lado, una anciana bastante peculiar -inclusive podría decir que conocida- tomaba las manos de la mujer para dejar en ellas un pergamino antiguo que la otra mujer no dudo en apretar contra su pecho, sosteniéndose de él como si fuese lo más valioso en el mundo que ella pudiese tener y la voz de su interior regreso con mayor ímpetu haciéndole sentir como si el suelo bajo sus pies retumbaba.

"Entonces y sólo entonces, el mayor sacrificio de los suyos deben hacer para el hechizo deshacer y su verdadera forma así como lugar reclamar. Sin temor entonces podrán ir y venir, si bien librados salen, pues la verdad en sangre habrán labrado"

Ambos cuernos en su cabeza se crisparon, desde la base hasta la común curva pronunciada hacia atrás y llegando a la punta, así es como pudo sentir un escalofrió bástate peculiar que poco a poco se convirtió en dolor. Una luz brillante, un grito desgarrador y nada más que oscuridad.

Abrió los ojos de golpe, sintió la boca más seca que de costumbre y sin poder evitarlo llevo su mano a aquel acelerado corazón que no dejaba de alocarse bajo su pecho.

Una pesadilla, una más. La de siempre.

No tenía un bosque verde a su alrededor ni cuernos sobre la cabeza, no tenía esas ansias de saber y, por sobre su inconciencia, se encontraba solo.

Después de los Dulces 「Yaoi/Gay」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora