Cuando abro el armario, me entran unas ganas de gritar fuertemente.
¡NADA! No había NADA en el armario. Pero puedo jurar que escuché a alguien, lo juro.
–¡¿QUIEN ESTA AHÍ?! ¡SAL!- le grité a la nada. Yo lo escuché, yo lo escuché. Estoy segura que lo escuché.
Definitivamente esto me va a volver loca, completamente loca. Mientras estoy llorando como una niña pequeña, quizás haya alguien burlándose de mi estado. Sea quien sea, si el propósito es conseguir volverme loca, le debo un aplauso y un trofeo; poco a poco lo está logrando.•••
No se cuándo, ni cómo, pero me quedé dormida en el suelo del cuarto. Al incorporarme, me entra un terrible dolor en la espina dorsal. Dormir en el suelo no es muy cómodo que digamos. Cuando veo la hora, noto que son las 1 de la tarde. Me dirijo al baño para cepillarme los dientes y ducharme. Cuando estoy en la ducha, dispongo de lograr relajarme al menos 5 minutos con la agua caliente que suaviza mis músculos. Pero escuché algo...
¡No otra vez por favor! Cierro el grifo del agua para poder escuchar mejor; otro ruido.
–¿Hola?
Nadie contesta pero si escucho otra vez el ruido. Salgo y envuelvo la toalla en mi pequeño cuerpo todo mojado. Dudosa de abrir la puerta, tomo una bocanada de aire que infla fuertemente mis pulmones.
Silencio
Silencio
Y mas silencio.
Al diablo todo, valientemente, decido abrir la puerta y lo que veo hace que grite y accidentalmente suelte mi toalla.
–¡¿EDWARD?!
¡MIERDA! ¡Y DOBLE MIERDA! Tengo literalmente, mi cuerpo desnudo delante de un casi-desconocido. No tardo ni un microsegundo en levantar la toalla y envolverla en mi cuerpo, nuevamente.
–¡SAL!- grito ya eufóricamente.
Edward sin chistar, obedece mis ordenes y sale de la habitación. En todo lo sucedido él no dijo nada, estaba atónito.Normalmente, las chicas estuvieran desesperadas ya que un hombre las vio desnuda, pero a mi ésta situación la encuentro chistosa. Muy Cliché para mi.
Me visto rápidamente para poder salir y ver que quería Edward.
Cuando salgo del baño, me voy del cuarto y me dirijo a no se qué es, pero supongo que es el lobby del motel. Allí se encuentra Edward.–Edward.- asentí con mi cabeza en modo de saludo.
–S-sum, hola Sum, perdona por entrar es que, ya sabes, el auto, y llevarte, y bueno, eso, y perdona; no debí entrar sin tocar, es que la puerta estaba sin seguro. Y bueno, perdona, no vi nada.-
Se nota que está muy nervioso, incluso creo que está un poco sonrojado. Con su mano derecha se masajea levemente la parte trasera de su cuello.
–¿Por que los hombres hacen eso?- pregunté para alivianar la conversación.
–¿Qué? Sum, te dije que no fue mi intención.- Sus orbes esmeraldas me miran avergonzados. Ahora pasa su mano por su cabello rizado y lo sacude logrando que sus rizos no estorben en su hermoso rostro.
–No, no eso, me refiero a que los hombres se pasan la mano por atrás de cuello. ¿Por qué lo hacen?
–Oh, eso, bueno, no sé. Yo lo hago cuando estoy tenso, y lo hago inconscientemente. ¿Por?- el me pregunta y veo que casi esta funcionando mi plan, ya no esta tan nervioso como hace 5 segundos.
–Oh. Es que solo quería aliviar la tensión. Y por lo sucedido, ya olvídate, no hay problema. Y bien, no quiero sonar grosera pero... Estás aquí ¿por...?
–Pues, no se si se te olvidó, pero tu auto está en un Fast Food y hay que pasar a recogerlo. Yo te llevaré hasta allí para que lo recojas.
–Oh claro, que tonta soy, se me olvidó.
–¿Ya almorzastes?
–No, ni siquiera he desayunado.
–¿Enserio? ¿Que se te ofrece de desayuno?
–Mm, creo que con que haya un buen capucchino estaría bien lo que sea.
–Creo que tengo el lugar indicado.- me dijo sonriendo, y Dios, es una de las sonrisas mas bellas que he visto.
–Bien.
Dicho lo último, nos montamos en su auto y nos fuimos. Una pregunta llegó a mí...
–Tu avisastes a la recepción que nos íbamos, ¿cierto?
–Si, todo está resuelto, no hay problema.
–¿Cuanto salió?- le pregunté buscando en mi cartera algunos billetes para pagarle ya que él me lo había pagado.
–¿Cuanto qué?
–El cuarto.
–5 besos. ¿Me lo vas a pagar?- me preguntó juguetonamente, supongo. Pero en una situación así no se que hacer. Lo conozco hace un día.
–No seas payaso, y dime cuánto salió.- fue lo primero y único que se me vino a la mente.
–No sé. No te diré.
–Ok, pues toma supongo.- Y le puse los dos billetes de 100 en el bolsillo. -
–¿Quieres que tenga un accidente? Toma.- se levanto un poco en si asiento de conductor para lograr sacar los billetes, pero obviamente en ningún momento soltó el volante.
–No, tómalos.
El camino al Fast-Food a sido todo una pelea sobre los benditos billetes. Pero al final, yo me quedé con el dinero, pero acordamos que yo pagaba hoy la comida.Llevamos al rededor de 10 minutos dentro del local.
Me agrada Edward, es chistoso, amable y muy caballeroso. Entre risas y cuentos, logro comerme mi desayuno que consta de unas ricas tostadas francesas y un buen capuchino. Cuando estoy saboreando mi delicioso desayuno, escucho un teléfono. El mío. Es Sky, ¡DIOS! Me he olvidado por completo de mis amigos. Soy una pésima amiga.–Discúlpame un momento, es mi amiga.
–Claro, no hay problema.- cuando me disculpo con Edward, me levanto de la mesa y voy un momento al baño.
–¿Summer?.
–Sky, hola ¿como est- no logro terminar la frase por que me interrumpe.
–¿Summer dónde estas?- mi instinto de mejor amiga me dice que no está bien. Algo no está bien.
–Sky, estoy fuera de la cuidad. ¿Todo bien Sky?
–Sum, ne-necesito que vengas de inmediato. Sum creo que corres peligro, y algo malo acaba de pasar.

ESTÁS LEYENDO
Psychotic H.S
Mystery / Thriller-Solo déjame ir, por favor.-me dijo la mujer que estaba enfrente mío. -Me temo que es muy tarde, amor. Créditos a la portada: @AbbyMar20