Capitulo 6

308 30 0
                                    


          No sé cuánto tiempo había pasado encerrada en mi cuarto, pensaba muchas cosas, alguna vez pensé que todo en mi vida era tan transparente como el agua, pero en realidad todo se había vuelto muy turbio. Descubrir la verdad con respecto a mi origen era algo muy duro de asimilar, mi padre nunca fue una imagen de la cual me apoye mucho, porque siempre mi madre estuvo allí para mi incondicionalmente en todo momento, pero en estos momentos quisiera poder tenerlo en frente para poder gritarle tantas cosas, lamentablemente eso era algo que nunca iba a ocurrir, el estaba muerto.

En mi cabeza rondaban tantos pensamientos que no sabía qué hacer, era una cosa tras otra, mi padre un hombre lobo, era una hibrida ósea mitad humana y mitad lobo, Dylan era mi pareja y eso era algo que nunca podría cambiar, me quería llevar con él a su casa, quería que lo obedeciera y amara en todo momento, mi madre lo apoyaba a el por algún motivo que no comprendía; Tantas cosas me estaban pasando que no sabía cómo reaccionar a todo esto. Como pude me levante de mi cama y fui hasta el pequeño baño que tenía en mi habitación, moje mi cara en el lavado y me levante despacio hasta ver mi rostro en el espejo, estaba muy pálida, era obvio que estaba atravesando por un momento muy confuso de mi vida, quería gritar, llorar, matar a alguien, eso era lo que quería en ese momento y ese alguien tenía nombre y apellido era Dylan ... bueno no sabía cuál era su apellido y en realidad era algo sin importancia en ese momento.

Salí del baño y fui hasta mi cama otra vez para pensar un poco las cosas, tenía que saber que haría a partir de este momento. Por mi mente pasaron muchas opciones, pero todas las fui descartando al recordar lo que mi madre me había dicho "EL TE ENCONTRARÍA A CUALQUIER LUGAR QUE VALLAS" sumergida en mi propio mundo fui cerrando los ojos hasta que me quede profundamente dormida.

(...)

Unos fuertes golpes en mi puerta me despertaron y solo podía escuchar gruñidos y gritos que venían desde esa dirección, me levante con mucha pereza, había dormido no sé cuantas horas y mi cuerpo aun estaba relajado pero todo eso se fue como por arte de magia al abrir la puerta y ver al idiota más grande del mundo parado ahí y mirándome con una cara de muy pocos amigos.

- ¿Y tú qué haces aquí? – no sé cómo pude haberme sentido atraída hacia este chico la primera vez que lo vi, obviamente estaba muy equivocada y ese efecto ya había pasado, ahora solo podía sentir un profundo odio por la forma en que él se refería a mí como si fuera un objeto de su propiedad.

- Te dije que te vendría a buscar para irnos a mi casa, así que recoge tus cosas que nos vamos de esta casa ahora mismo! bueno si es que a este cuchitril le puedes llamar casa claro.

- ¿Cómo te atreves a llamar así a mi casa? no será una mansión, pero me siento muy cómoda aquí así que te exijo que respetes idiota – no le iba a permitir ni a él ni a nadie que se expresara de esa forma de mi casa, era cierto que teníamos apenas una semana de haber llegado y no me había encariñado mucho con la casa, pero el no era nadie para venir hasta aquí y decirme semejantes cosas.

- Como sea, solo recoge tus cosas y larguémonos de aquí, mientras más rápido lleguemos a mi casa y te instales en mi habitación mejor – Dylan estaba muy decidido a llevarme con él pero eso era algo que no le iba a permitir.

- Nunca iré contigo! me tendrás que matar primero si crees que iré contigo imbécil – pude ver como su cara comenzaba a llenarse de furia por haberlo insultado.

- Pensé que tu madre ya te había explicado todo Karla.

- Y así fue! pero ni pienses que voy a ser tu pareja solo porque una estúpida predicción dice que somos almas gemelas, yo no te amo, lo único que puedo sentir por ti es odio – De la nada comencé a retroceder mientras Dylan cerraba la puerta y se acercaba cada vez más a mí con una cara que podría decir que era pura furia contenida. Cuando estuve pegada a la pared él se encontraba a tan solo cinco centímetros de mi rostro mirándome fijamente sin pestañar, era como si estuviera analizando mi cara para ver alguna reacción de arrepentimiento por lo que acaba de decir.

TuyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora